lunes, 4 de noviembre de 2013

MIENTRAS LA “GRAN PRENSA” DICE QUE TODO ANDA MEJOR…

REPARTO DE COMIDAS POPULARES EN LA CALLE
"NUESTRA META ES DAR 120 CENAS AL DÍA"

Escribe
 MARÍA JOSÉ ESTESO POVES 
Periodista Miembro del 
Colectivo editor de Diagonal
2 de noviembre 2013

SE EXPANDE LA POBREZA, CRECE EL APOYO MUTUO “LA AUSTERIDAD HA PUESTO A ESPAÑA EN EL MISMO CAMINO QUE GRECIA”

Inspirados en una iniciativa que se desarrolla en Portugal, se multiplican las comidas populares en las plazas y barrios a personas y familias que pasan por situaciones difíciles. Diagonal entrevista al grupo de activistas que reparten comida caliente en la Plaza de Tirso de Molina, una iniciativa que se une a los bancos de alimentos autogestionados. De lunes a jueves, a las 20.30h de la tarde, más de cien personas hacen cola en la plaza de Tirso de Molina, en el centro de Madrid, entre los cubículos de madera que venden flores. Esperan un plato de comida caliente, un sándwich y una pieza de fruta. Jaime Alekos, activista y videoperiodista freelance, y otros tantos voluntarios son los responsables del comedor popular en esta plaza, iniciativa inspirada en los Centros de Apoio ao Sem Abrigo de Portugal, que funcionan desde hace años y se han
Los voluntarios preparan comida y sándwiches
extendido a más de 16 ciudades. Después empezaron a surgir en Barcelona, donde los comedores populares en la calle funcionan desde hace dos años, y desde hace uno en Madrid y otras ciudades. Los comedores, organizados por voluntarios, junto con los bancos de alimentos de las asambleas del 15M, están impulsando la solidaridad desde abajo. “Viene gente diversa, personas que viven en la calle, otras que tienen casa pero que no les llega para comer, familias con niños y, cada vez más, mujeres jóvenes. Nosotros no preguntamos mucho, queremos mantener su dignidad”, dice Berna Wang, escritora que coordina el grupo de voluntarios de los jueves. “Viene gente diversa, personas que viven en la calle, otras que tienen casa pero que no les llega para comer y, cada vez más, mujeres jóvenes. Nosotros no preguntamos mucho, queremos mantener su dignidad" Wang explica cómo se organizan: “Cada día unos veinte voluntarios cocinan en sus casas y por la tarde llevan las raciones a la plaza”. La comida la compran, explica Wang, pero también obtienen donaciones: “El otro día se acercó una persona que tenía huerta en un pueblo de Madrid y se ha ofrecido a traernos hortalizas y otros productos. Tam­bién se ha acercado un frutero de Embajadores que nos va a entregar fruta”.

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