A LAS GUERRAS DE OBAMA
CON AVIONES NO TRIPULADOS
AMY GOODMAN (*)
Fuente “Democracy Now!”
2 de noviembre 2013
(*) AMY GOODMAN Locutora, periodista y escritora progresista
de EE UU. Egresada de Harvard University en 1984, Fundo”Democracy Now”
noticiero internacional que se emite diariamente en más de 750 emisoras de
radio y televisión en inglés y en más de 400 en español. Es co-autora del libro
"Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos
extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono
Sur. Traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now!
en español.
“Antes no temía a los aviones no tripulados,
pero ahora, cuando los veo sobrevolar, me pregunto: ¿seré la próxima víctima?”.
Este es el testimonio de Nabila Rehman, una niña de 9 años de edad del noroeste
de Pakistán, que resultó herida en un
ataque hace un año, en la localidad de
Ghundi Kala. Nabila vio a su abuela, Mamana Bibi, volar en pedazos en el
ataque. Su hermano, Zubair, también resultó herido. Su caso ha vuelto a centrar
la atención en el polémico programa de asesinatos selectivos que se ha vuelto
central en la política exterior y en la estrategia de guerra del Presidente
Barack Obama a nivel mundial.“Tenemos un mensaje muy simple para Estados
Unidos: ¿Cómo justifican matar a una abuela? ¿En qué modo eso nos hace más
seguros?” Mustafa Qadri planteó esta pregunta en el programa de noticias de
“DemocracyNow!”. Qadri es el autor de un nuevo informe de Amnistía
Internacional
titulado “¿Seré la próxima víctima? Los ataques de Estados Unidos
con aviones no tripulados en Pakistán” Rafiq ur Rehman, brindará testimonio
acerca del ataque y de cómo destruyó a su familia. Su historia es relatada en
un nuevo documental que se lanzará esta semana en forma gratuita en Internet.“
Eran las 14:45 del 24 de octubre de 2012. Después de finalizar las clases ese
día, me dirigí al pueblo a comprar insumos escolares”. Cuando regresó, le
dijeron que su madre había muerto. Había un cráter donde estaba su jardín. Su
madre estaba recolectando ocra con los niños. “Ahí es donde mataron a mi madre.
Como se suele decir, era un tesoro de plegarias. Solía contarle mis problemas.
Ella me consolaba y me hacía olvidar mis preocupaciones.
Mi familia ha quedado
destruida desde que mataron a mi madre”. En total, nueve niños resultaron
heridos como consecuencia del ataque. El ataque siguió el parámetro típico:
hubo un ataque inicial, seguido de otro dirigido contra quienes se acercaron a
socorrer a los heridos. Este es el testimonio de Zubair, de 13 años de edad,
ante el Congreso: “Cuando el avión atacó, la tierra tembló y se levantó un humo
negro. Se sentía en el aire un olor . Corrimos, pero el avión disparó. Nos llevaron
al hospital. Pasamos la noche sufriendo una gran agonía en el hospital, y a la
mañana siguiente, me operaron”. Atacar a socorristas es un crimen de guerra.
Mustafa Qadri, de Amnistía Internacional, explicó: “Por ejemplo, un grupo de
trabajadores de una localidad muy pobre cerca de la frontera con Afganistán,
fueron blanco de un ataque. Estaban dentro de una carpa y ocho de ellos
murieron en el acto. Los ataques también son dirigidos contra las personas que
acuden a rescatar a las víctimas o a buscar a los sobrevivientes.
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