domingo, 3 de noviembre de 2013

LAS LÍNEAS ENTRE GOBIERNO Y AGROINDUSTRIA SE DESDIBUJAN

LOS OGM Y EL INCESTO 
POLÍTICO-CORPORATIVO


Escribe  
BELÉN FERNÁNDEZ (*) 
 publica “Rebelión” 
Tradujo Germán Leyens 
3 de noviembre 2013

(*) BELÉN FERNÁNDEZ es autora de The Imperial Messenger: Thomas Friedman at Work, publicado por Verso en 2011. Pertenece al consejo editorial de Jacobin Magazine y sus artículos se han publicado en London Review of Books blog, Salon, The Baffler, Al Akhbar en inglés y muchas otras publicaciones. Twitter: @MariaBelen_Fdez

El Premio Mundial de la Alimentación –autoproclamado como el “premio internacional más prestigioso que reconoce los exitosos logros individuales que han causado el avance del desarrollo humano a
través del mejoramiento en la calidad, cantidad y disponibilidad mundial de los alimentos” – fue presentado a tres científicos en una ceremonia durante este mes. Uno de los galardonados es un ejecutivo de Monsanto, la firma biotecnológica basada en EE.UU. y fabricante durante la era de la Guerra de Vietnam del letal defoliante Agente Naranja. Otro laureado pertenece a Syngenta, el gigante suizo de la agroindustria que recientemente demandó a Europa por atreverse a prohibir temporalmente peligrosos pesticidas vinculados a la devastación de poblaciones de abejas. Ambas corporaciones son sinónimos de la campaña por sembrar la tierra con cultivos genéticamente modificados. La entrega de un premio semejante a representantes de la industria de Organismos
Genéticamente Modificados (OGM) es por lo tanto, en términos de ironía, el equivalente de otorgar el Premio Nobel de la Paz al belicoso presidente de EE.UU. – la principal diferencia es que Barack Obama no hizo una multimillonaria donación al comité del Nobel antes de recibir su premio.    Existe una tendencia en nuestra sociedad de ver sin cuestionar nada la tecnología. Porque gran parte de lo que hace la tecnología es bueno, la suposición se convierte en: Tecnología siempre es buena. Vinculada a esta tecnofilia está la impostura común contra los ecologistas como tecnofóbicos… Parte de la hostilidad general de los medios dominantes hacia los ecologistas involucra un apoyo de compensación exagerada a todo lo que sea tecnológico. Para mantener una narrativa según la cual el neoliberalismo tecnofílico es ciertamente
bueno para nosotros, las víctimas del sistema deben ser efectivamente ocultadas a la conciencia pública – de ahí la utilidad del relativo silencio mediático sobre las víctimas humanas y ecológicas de los OGM en sitios como India y Argentina. En este último país, el amorío con las plantaciones genéticamente modificadas y los pesticidas ha sido acompañado por un aumento vertiginoso de la cantidad de cáncer y deformaciones genéticas. En su compilación anual de las 25 historias noticiosas más censuradas, el grupo de investigación mediática Project Censored incluyó mi artículo de opinión para Al Jazeera sobre Monsanto y la economía suicida de India, inspirado por el próximo filme de la cineasta Leah Borromeo Dirty White Gold sobre suicidios de agricultores y la industria de la moda. Mil millones de personas carecen de alimento porque los monocultivos industriales les han robado su sustento en la agricultura y su derecho a alimentos. Otros 1.700 millones sufren de obesidad y enfermedades relacionadas con los alimentos    

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