HISTORIA,
MAÍZ Y PETRÓLEO:
MEXICO: LAS VÍAS DEL
CAMBIO CIVILIZATORIO
Fuente “La Jornada” de México
19 de diciembre 2013
(*) VÍCTOR M TOLEDO
(Mexico) Doctor en ciencias, Investigador de Etnoecología del Instituto de Ecología de
la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Autor de más de 100
publicaciones científicas. Editó 8 libros.,.Ha realizado valiosas aportaciones
sobre las relaciones entre las culturas indígenas y la naturaleza.
Vuelvo
a señalar que sin una perspectiva histórica, pero no sólo la de los
historiadores, sino la de los paleontólogos, biólogos, geólogos, astrofísicos,
resulta muy difícil comprender lo que realmente sucede hoy en el mundo. Debemos
entender las estrellas, las rocas, las bacterias, los dinosaurios, las
cucarachas y a nuestros antepasados antropoides y, en nuestro caso, a los
antiguos
mesoamericanos, para ubicarnos correctamente en el complicado,
vertiginoso y desesperante mundo del presente. Más allá de las naciones, las
ideologías, las razas, las creencias y las culturas, vivimos una crisis de
civilización. La especie humana enfrenta una situación de emergencia provocada
por la civilización industrial, tecnocrática y capitalista. Sin lograr percibir
la dimensión de esta crisis, buena parte de los procesos actuales permanecen
incomprendidos. Hoy el conflicto seminal, la madre de todas las batallas, es la
que se da entre las fuerzas destructivas del capital globalizado y
corporativizado y las fuerzas de la vida. Los valores que dominan son los que
se han sembrado, generación tras generación, durante tres siglos de
capitalismo, mercado, ciencia sin ética, tecnología y petróleo. Es el
dominio
de lo privado y lo individual por sobre lo público y lo colectivo. Y todo eso
viene encapsulado en los mitos de la ideología dominante: desarrollo, progreso,
modernidad, competitividad, obsesión por dominar la naturaleza, tecnología. Y
ese mundo se está derrumbando, está viviendo su fase terminal, una etapa de
desesperación depredadora. Por más que digan, juren y perjuren que viene un
futuro mejor, el ogro industrial no puede ya ofrecerle a la especie humana un
mundo justo, seguro y pleno. El uno por ciento domina y explota al 99 por
ciento restante, lo espía y lo vigila. El desequilibrio ecológico del planeta
se expresa en fenómenos climáticos cada vez más extremosos y destructivos.
Frente a lo anterior, la maquinaria enloquecida del capital es incapaz de
detenerse y, especialmente, es incapaz de frenar la causa última de todas las
desgracias: el petróleo, la sangre que alimenta y circula por todo el aparato
industrial. ¡Y el petróleo se termina hacia el 2050! Frente a esta crisis de la
civilización moderna, lo que más debemos cuidar, celosamente, son las reservas
civilizatorias.
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