sábado, 21 de diciembre de 2013

LA MENTE REPRESENTA UNA ACTUALIZACIÓN INTANGIBLE DEL CUERPO HUMANO QUE SUFRE.

   EL CUERPO HUMANO,   
OBJETIVO FUNDAMENTAL 
DEL ASEDIO CAPITALISTA


Escribe ARMANDO B. GINES 
guionista, redactor y publicista 
Fuente “Rebelión” 19 de diciembre 2013.

El cuerpo humano como objeto político, cada día, desde la cuna a la tumba. Trabajando o en paro técnico, enclaustrado en el tiempo o en un recinto espacial específico fabricado ex profeso, el capitalismo domeña el cuerpo de muy variadas formas y con mecanismos sutiles o a lo bravo. La democracia, esa ideología estructural de toma y daca ficticia y puesta en escena teatral, solo permite la opción de integrarse en el sistema o del grito negativo estético o suicida. El tiempo de trabajo, circunscrito a reglas absurdas e inapelables, un producir sin metas, alienante, entrada y salida de un acontecimiento lineal para obtener un crédito mínimo de supervivencia. El ser humano no es dueño de su
 quehacer, viene impuesto por el todo autodefinido y acabado, cerrado a la crítica, el diálogo y el pensamiento social. La educación como rito y liturgia: preparación a la edad adulta mediante automatismos y modos de instrucción repetitivos, lecciones estereotipadas que buscan la aceptación banalizada de las normas y de la cultura como una segunda naturaleza del hombre y la mujer convertidos en el rol de ciudadanos. Cuando la instrucción quema sus últimas etapas, el educando ya está listo como palanca, mercancía o agente operativo para la competición y el consumo. Apto para producir y adquirir humo fetichista, un destino dual pero unitario y unívoco , una simbiosis perfecta para acomodarse a los caminos impuestos por la estructura dominante. Itinerarios cegados, preescritos, libertad guiada y estandarizada por lo políticamente correcto, con nichos especiales para dar la imagen benéfica de la pluralidad, completando currículos encauzados hacia las metas conocidas del éxito, el estatus y el relato ultrapersonal. Todo sucede en un campo de batalla o circuito de carreras con carriles o trincheras previsibles: aceleración constante y adelantamientos rápidos, golpes certeros y guerrillas
lúdicas. El fin justifica los medios, llegar el primero, conquistar el laurel de la mención honorífica, ser admirado siquiera un instante, conseguir el premio intercambiable por sucedáneos de humanidad en el escaparate del mercado fantasmal y divino. Cárceles o prisiones preventivas para someter desde perspectivas variadas al cuerpo: el centro comercial, la televisión, la niñez y adolescencia, la vejez, la enfermedad, la singularidad étnica o sexual… Facetas de un mismo dominio global, categorías para encerrar el Yo en lugares de reclusión espaciales, espirituales o mentales. Un todo invisible del que emanan patologías diversas. Todos estamos in péctore en los extrarradios de la ley establecida o la costumbre. Nadie puede someterse al cien por cien. 

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