LOS NIÑOS SOLDADOS DE EE.UU.
Escribe ANN JONES (*)
Fuente “Tom Dispatch”
Publica
“Rebelión”
Tradujo Germán Leyens
19 de diciembre 2013
(*) ANN JONES- Escritora periodista, fotógrafa. Autora de
ocho libros. Redactora de “TomDispatch” Reportera en frentes de guerra. "They
Were Soldiers: Cómo el Retorno Heridos de Guerra” fue elegido por Dispatch
Books en cooperación con Haymarket Books como el mejor de 2013. Ann Jones ha
informado sobre Afganistán desde 2002. Es también autora de dos libros sobre el
impacto de la guerra en civiles: Kabul in Winter y War Is Not Over When It’s
Over.
En el otoño de 2008, el Congreso de EE UU aprobó la Ley de
Prevención de Niños Soldados (CSPA, por su nombre en inglés). La ley tenía el
propósito de proteger a niños para que
no fueran obligados a librar las guerras de los Grandes. Desde entonces, se
suponía que cualquier país que presionara a niños para que se convirtieran en
soldados perdería toda ayuda militar de la potencia. Resultó, sin embargo, que
el Congreso se equivocó rotundamente. En
su
gran sabiduría, la Casa Blanca consideró que países como Chad y Yemen son
tan vitales para el interés nacional de EE.UU. que prefirió pasar por alto lo
que sucedía a los niños en su entorno. Como lo exige la CSPA, este año el
Departamento de Estado volvió a enumerar 10 países que usan niños soldados:
Birmania (Myanmar), La República Central Africana, Chad, la República
Democrática del Congo, Ruanda, Somalia, Sudán del Sur, Sudán, Siria, y Yemen.
Siete de ellos debían recibir millones de dólares en ayuda militar
estadounidense así como lo que es llamado “Financiamiento Militar Extranjero de
EE.UU.” Se trata de un ardid orientado a apoyar a los fabricantes de armas
estadounidenses entregando millones de dólares públicos a “aliados” tan
sospechosos, que entonces deben dar un giro y comprar “servicios” del Pentágono
o “material” de los habituales mercaderes de la muerte. Ya los
Futuros soldados del JROTC |
conocéis:
Lockheed Martin, McDonnell Douglas, Northrop Grumman, etc. Era una oportunidad
para que Washington enseñara a un conjunto de países a proteger a sus niños, no
conducirlos a la matanza. Pero en octubre, como lo ha hecho cada año desde que
CSPA fue promulgada, la Casa Blanca volvió a conceder “dispensas” totales o
parciales a cinco países en la lista de “no ayuda” del Departamento de Estado:
Chad, Sudán del Sur, Yemen, la República Democrática del Congo, y Somalia. Mala
suerte para los jóvenes –y el futuro– de esos países. Pero hay que mirarlo
como sigue: ¿Por qué debiera Washington ayudar a los niños de Sudán o Yemen a
escapar de la guerra si no escatima gastos dentro del país para presionar a
nuestros propios niños estadounidenses impresionables, idealistas, ambiciosos
para que entren al “servicio” militar? No debiera ser ningún secreto que EE.UU.
tiene el mayor sistema, más eficientemente organizado, del mundo para reclutar
niños
soldados. Con una modestia poco característica, sin embargo, el Pentágono
no utiliza esa descripción. Su término es “programa de desarrollo de la
juventud”. Impulsado por múltiples firmas altamente remuneradas de relaciones
públicas y publicidad de alta potencia, contratadas por el Departamento de
Defensa, el programa es algo esplendoroso. Su principal cara pública es el
Cuerpo de entrenamiento de reserva de oficiales menores (o JROTC por sus siglas
en inglés). Lo que hace que este programa de reclutamiento de niños soldados
sea tan impresionante es que el Pentágono lo realiza a plena vista en cientos y
cientos de institutos de enseñanza media privados, militares, y públicos en
todo EE.UU. Trata de convertir a sus jóvenes “cadetes” en lo que John Stuart
Mill una vez llamó “esclavos voluntarios”, tan engañados por el guión del amo
que aceptan sus partes con un gusto que pasa por ser elección personal. Con ese
fin, el JROTC influencia sus mentes aún no enteramente desarrolladas
No hay comentarios:
Publicar un comentario