ADIÓS ELECTRICIDAD,
LUZ Y CALEFACCIÓN
Escribe ESTHER VIVAS (*)
Artículo en “Público.es”
Publica
“Eco Portal”
21 de diciembre 2013.
(*) ESTHER VIVAS (Sabadell, 1975) Es una activista española
autora de diversos libros y publicaciones sobre movimientos sociales.
Periodista. Escritora autora de diversos
libros sobre movimientos sociales y
políticas agrícolas criminal negocio de las técnicas y
empresas alimentarias con estudios superiores de sociología por la Universitat
Autònoma de Barcelona.
Nuestra pobreza es invisible. Si en estas fechas no se
encendiera el alumbrado navideño porque la administración no pudiese pagar la
tarifa de la electricidad, veríamos la noticia en las portadas de los
periódicos, en la apertura de los informativos en televisión. Todos pondríamos
el grito en el cielo. Si, en cambio, en
mi casa no puedo encender la luz, poner
el radiador o la lavadora parece ser que esto no importa. Aunque tal situación
afecte ya a un 10% de los hogares del Estado, unos cuatro millones de personas.
Lo que no se ve, no cuenta. La pobreza, hoy por hoy, ya no solo implica no
tener trabajo, no llegar a fin de mes, no poder pagar la hipoteca o el alquiler
sino, también, no poder prender la luz, tomar una ducha o encender la
calefacción. Es lo que se llama pobreza energética. Y según la Asociación de
Ciencias Ambientales, sus consecuencias son: más problemas de salud, peor
calidad de vida y muertes. “Se estima que la pobreza energética es responsable
en España de entre 2.300 y 9.300 muertes prematuras”, afirma la asociación.
Defunciones que, todo indica, no cuentan. Y no cuentan porque ante una
situación de emergencia social, como la descrita, vemos que el precio de la
electricidad no hace sino aumentar. Así se ha anunciado este jueves: el recibo
de la luz subirá en enero un 11,5%. El Gobierno, una vez más, agacha la cabeza
ante las empresas eléctricas, anteponiendo los intereses económicos de estas a
las necesidades básicas de las personas como no pasar frío en invierno, cocinar
o encender la luz. La usura del capital no sabe de principios ni tiene moral.
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