Escribe
JUAN EDUARDO ROMERO (*)
Fuente “Rebelión” 29 de
enero 2014
(*) JUAN EDUARDO ROMERO (Venezuela) Doctor en Ciencias Políticas La Universidad del Zulia. Maracaibo,
Venezuela, donde es docente, escritor e Investigador en la Facultad de Humanidades y Facultad de
Ciencias Jurídicas y Políticas. Es un militante político que fuera cercano
colaborador en la Administración del Comandante Chávez y continúa ahora en esa
línea.
La CELAC, como mecanismo geoestratégico de respuesta contra hegemónica
a la preponderancia histórica de los EEUU, encontró dos grandes figuras
propulsoras: Hugo Chávez y Lula da Silva. Ambos respondieron a instancias de
interpretaciones distintas pero coincidentes. Para Chávez, se trató siempre de
una articulación histórica, rescatando –o rememorando- las iniciativas que
intentó impulsar Simón Bolívar con la convocatoria al Congreso de Panamá y que
en su particular forma de ver la historia, hacía necesaria una redefinición en
pleno siglo XXI. Para Lula, es más una respuesta a los impulsos y trayectorias
de la política exterior brasileña y sus apetencias de transformación en una
Potencia de 1er orden. Las dificultades son múltiples. Por un lado, el conjunto
de problemas derivados de la naturaleza de los sistemas políticos existentes
entre los países
miembros. El bloque Chile, México, Colombia, Perú, Panamá,
Costa Rica, Honduras se corresponden con sistemas representativos corporativos.
El Salvador, Bolivia, Ecuador, Venezuela y la propia Cuba, cuyo sistema de
partido único es una excepción. Finalmente, se encuentran democracias más
conciliadoras –pero declaradas de izquierda- como Brasil, Uruguay y Argentina.
Esas sutiles –pero profundas- diferencias eran subsanadas por el liderazgo
carismático de Chávez, que lograba “amarrar” en base a su inteligencia, a los
diversos representantes para articular una geopolítica que comenzaba a tomar
cuerpo. Su desaparición física, introduce novedades, que se
manifiestan en otras dificultades. Sobre todo las referidas a la articulación de las diferencias. El Presidente Nicolás Maduro, se enfrenta al reto no sólo de redirigir el proceso bolivariano, que ahora encabeza, sino al de sustituir a Chávez en el escenario-mundo. Esto genera suspicacias en algunos círculos de analistas, que subvaloran al novísimo mandatario, obviando que sí bien no tiene el liderazgo histórico de Chávez, fue su ejecutor durante los años 2006-2012. Maduro tendrá que dar muestras de saber cohesionar las diversas formas de acción política en lo interno de la CELAC, teniendo que ceder en determinadas situaciones y jugando a sumar a los elementos que puedan adherirse al planteamiento geopolítico y antiimperialista que caracteriza la posición del Bloque de Democracias Revolucionarias en la organización.
manifiestan en otras dificultades. Sobre todo las referidas a la articulación de las diferencias. El Presidente Nicolás Maduro, se enfrenta al reto no sólo de redirigir el proceso bolivariano, que ahora encabeza, sino al de sustituir a Chávez en el escenario-mundo. Esto genera suspicacias en algunos círculos de analistas, que subvaloran al novísimo mandatario, obviando que sí bien no tiene el liderazgo histórico de Chávez, fue su ejecutor durante los años 2006-2012. Maduro tendrá que dar muestras de saber cohesionar las diversas formas de acción política en lo interno de la CELAC, teniendo que ceder en determinadas situaciones y jugando a sumar a los elementos que puedan adherirse al planteamiento geopolítico y antiimperialista que caracteriza la posición del Bloque de Democracias Revolucionarias en la organización.
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