sábado, 11 de enero de 2014

TENSIONES ENTRE LO NUEVO, EL “STATU QUO” Y LAS DEMANDAS DE CAMBIO... RONDAN SIETE COMICIOS...

  2014: ELECCIONES EN EL CONTINENTE 
MORARÁ EL LOBO CON EL CORDERO


Escribe SERGIO RAMÍREZ (*) 
Fuente “La  Jornada” de México
 10 de enero 2014.


(*) SERGIO RAMIREZ - Fue legislador, periodista, escritor, analista político En 1963 publicó su primer libro en 1964 se graduó en Leyes por la Universidad Nacional Autónoma de León. En Costa Rica fundo revista “Repertorio” Integro la lucha contra el dictador Somoza, desde el FSLN. En 1981, derrotada la dictadura, fue VicePresidente en el gobierno de Daniel Ortega. En el gobierno de Violeta Chamorro, fue diputado.  

El año que empieza verá una gran cosecha electoral en América Latina. Siete países votarán para elegir a sus gobernantes: Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Panamá y Uruguay. Y si es cierto que cada una de estas elecciones tiene sus propias particularidades, en cuanto a la naturaleza de las fuerzas que disputan
Presidente  José "Pepe" Mujica
el poder y los proyectos políticos de cada una de ellas, hay un denominador común que hoy puede parecer irrelevante, pero en verdad no lo es: la transparencia con que se cuentan los votos. A lo largo de nuestra historia recién pasada, las reglas del juego democrático se echaban al canasto de la basura y eran sustituidas por los golpes de Estado, las dictaduras militares y los fraudes electorales. La institucionalidad electoral ha progresado, y sin ella la viabilidad democrática no sería posible, en un panorama cambiante, donde se presentan novedades notables, la primera de ellas que el monopolio político, compartido generalmente entre dos partidos tradicionales, no pocos de ellos nacidos con la independencia en el siglo XIX, ha sido roto, como en
Uruguay. Otros de esos partidos surgieron de profundos cambios políticos, pero les llegó su caducidad, como en Venezuela, o han entrado en crisis, como en Costa Rica. Esas fuerzas se volvieron obsoletas, y mientras algunas han logrado entender los nuevos tiempos, otras han envejecido sin poder entender que las sociedades cambian dinámicamente, y que la población se ha vuelto estadísticamente cada vez más joven, con nuevos reclamos. Por tanto, la democracia es una entidad viva que debe saber responder a los retos de la modernidad. Al fin y al cabo vivimos en el siglo XXI.  

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