viernes, 7 de febrero de 2014

LOS INTERESES PRIVADOS EN DAVOS HAN EMPEZADO A OCUPAR EL ESPACIO PÚBLICO

OTRO CABALLO DE TROYA:
TRANSNACIONALES EN 
LA GOBERNANZA INTERNACIONAL

Escribe DAVID SOOGE (*) 
Tradujo: Beatriz Martínez  23 Enero 2014

(*) DAVID SOGGE  (Noruega) Formado en Harvard, con posgrado en Princeton y en el Institute of Social Studies de La Haya, trabaja como investigador y escritor “free lance” desde Amsterdam. Asociado a NOREF, se especializaa en los flujos transnacionales en la periferia global. Su labor y  en África Vietnam, Europa oriental y a otros países de la antigua Unión Soviética  originaron varios libros y artículos sobre la política de la ayuda exterior.  

La reunión anual de ‘peces gordos en la nieve’, como una vez llamó al Foro Económico Mundial (WEF) precisamente uno de esos peces sigue atrayendo la atención como una importante plataforma para los poderosos. Hay pocos eventos para repartir tu tarjeta de visita entre tantas personas poderosas. Sin embargo, poco se cita una realidad aplastante: cómo  los intereses privados reunidos en Davos,
 han empezado a ocupar el espacio público de la desvencijada estructura de la gobernanza internacional. Pasó a ser uno de los  argumentos en torno a los que se articula Davos a la hora de abordar problemas globales. Los Estados nación y sus políticas públicas no están a la altura. Por ese motivo, se deben sustituir por un nuevo y sofisticado sistema en que las corporaciones transnacionales, algunos Gobiernos poderosos, un grupo de intelectuales escogidos y algunos miembros invitados de la ‘sociedad civil’ – gestionen de ahora en adelante los asuntos mundiales. Los Gobiernos se convertirían así en un actor más entre otros. Los prototipos de experimentación para ese plan de gobernanza son los propios encuentros de Davos. El WEF afirma representar el tipo de gobernanza global que necesita el mundo en una era en que la globalización, en palabras del fundador del evento, Karl Schwab, tiene “lo bueno de su lado positivo y lo complejo y lo impredecible de su lado negativo”. En 2009, el WEF aprovechó a impulsar esta visión de una gobernanza. El objetivo era “estimular un proceso de reflexión estratégica entre todos los grupos de interés sobre las formas en que las instituciones y los acuerdos internacionales se deberían adaptar a los desafíos actuales.

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