SOMOS SOCIEDAD INJUSTA
Y
SEGREGACIONISTA
Escribe
LEONARDO BOFF (*)
31 de
enero 2014
(*)LEONARDO
BOFF (BRASIL) Teólogo, filósofo y escritor Uno de los fundadores de la Teología
de la Liberación. n 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida
por el Ratzinger (ex Papa) le silenció por un año por su libro “La Iglesia,
Carisma y Poder” . Profesor de, ética y filosofía en Brasil. Conferencista en
muchas universidades, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund,
Lovaina, París, Oslo, Turín. Escribió más de 100 libros, traducidos a muchas
lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right Livelihood
El fenómeno de centenares de jóvenes que van juntos a dar
una vuelta por los shoppings centers de Río y São Paulo ha suscitado las más
disparatadas interpretaciones. Algunas, de los acólitos de la sociedad
neoliberal de consumo, que
identifican ciudadanía con capacidad de consumir,
generalmente en los grandes periódicos de los medios comerciales, no merecen
consideración. Son de una indigencia analítica que da vergüenza. Pero hay otros
análisis que han ido al centro de la cuestión, como el del periodista Mauro
Santayana del JB on-line y los de tres especialistas, que han evaluado la
irrupción de estos jóvenes en la visibilidad pública y el elemento explosivo
que contienen. Me refiero a Valquíria Padilha, profesora de sociología en la
USP de Ribeirão Preto: “Shopping Center: la catedral de las mercancías”
(Boitempo 2006), al sociólogo de la Universidad Federal de Juiz de Fora, Jessé
Souza, “Ralea brasilera: quién es y cómo vive” (UFMG 2009), y a Rosa Pinheiro
Machado, científica social con un artículo “Etnografía del rolezinho” en Zero
Hora de 18/1/2014. Los tres dieron
entrevistas esclarecedoras. Por mi parte
interpreto de la siguiente forma tal irrupción: En primer lugar, son jóvenes
pobres, de las grandes periferias, sin espacios de ocio y de cultura,
penalizados por servicios públicos ausentes o muy malos, como salud, educación,
infraestructura sanitaria, transporte, ocio y seguridad. Ven televisión cuyas
propagandas los seducen para un consumo que nunca van poder realizar. Saben
manejar computadores y entrar en las redes sociales para articular encuentros.
Sería ridículo pedirles que analicen teóricamente su insatisfacción. Pero
sienten en la piel cuan malvada es nuestra sociedad porque excluye, desprecia y
mantiene a los hijos e hijas de la pobreza en una invisibilidad forzada.
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