SEMBRADORAS,
BRUJAS Y LUCHADORAS
Escribe
SILVIA RIBEIRO (*)
Fuente “La Jornada” de Mexico
8 de marzo 2014
(*) SILVIA RIBEIRO – Escritora. Periodista. Militante
ambientalista.Directora para América Latina del Grupo ETC y trabaja en la
oficina de México.. Ha sido periodista y coordinadora de campañas en temas
ambientales. Especialista en cambio climático: Detener el calentamiento con
manipulación del clima es un grave contrasentido. Escribe sobre
biotecnología y agro negocios. Impactos de los transgénicos; concentración
corporativa, propiedad intelectual, el papel de la ciencia y las nuevas
tecnologías y los peligros. Es grave e irresponsable el intento de FAO de
legitimar los transgénicos como solución al hambre y la crisis climática.
Agricultura,
alimentación y biodiversidad son definitivamente sustantivos femeninos. Fueron
mujeres las que inventaron la agricultura, y siguen siendo campesinas e
indígenas quienes desde hace 10 mil años, con curiosidad, necesidad,
creatividad, inteligencia, paciencia, sabiduría, trabajo colectivo, buscaron,
criaron, seleccionaron, moldearon y compartieron una enorme diversidad de
semillas que hoy son base de la alimentación de toda la humanidad. Comparten
con muchas otras mujeres el que gran parte de sus contribuciones y tareas sean
invisibles, que pese a ser quienes crearon y siguen manteniendo las semillas,
base de toda la red alimentaria y de la sobrevivencia de todos, en muchas
partes no tengan acceso a la tierra, a la vivienda y a muchos derechos básicos.
Según la FAO, 43 por ciento de la población rural económicamente activa, a
escala mundial, son mujeres. Una cifra que se queda corta, ya que no toma en
cuenta muchos trabajos que hacen las mujeres, e incluso que muchas ni siquiera
entran en la definición "población económicamente activa", porque no
han tenido nunca un trabajo remunerado. La propia FAO admite que no considera
en esa estadística trabajos como buscar agua y leña, ni el cuidado de casa y
familia. En la mayoría de los casos tampoco aparece el cuidado del huerto y
animales domésticos, la recolección de hierbas y frutas silvestres, la
selección de semillas, granos y frutos, su almacenamiento y procesamiento,
además de la magia de crear y preparar alimentos cada día, como un juego de
repetir mil veces lo mismo sin repetirlo nunca, con una pizca más de esto y una
gota menos de aquello.
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