Escribe PAUL KRUGMAN (*)
Fuente: “El País” de Madrid,
España 21 de marzo
2014
(*)PAUL ROBIN KRUGMAN (1953) es un economista, divulgador y
periodista norteamericano, cercano a los planteamientos neokeynesianos.
Profesor de Economía y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton.
Tiene una columna en New York Times En 2008 fue galardonado con el Premio Nobel
de Economía.1Es fuerte crítico de las políticas económicas y generales de la
administración de George W. Bush. Ha escrito más de 200 artículos y 21 libros
-alguno de ellos académicos, y otros de divulgación-. Su Economía
Internacional: La teoría y política es un libro de textos estándar en la
economía internacional.
Ahora mismo no parece haber ninguna crisis económica
importante y, en muchos sitios, los responsables políticos están dándose
palmaditas en la espalda. En Europa, por ejemplo, alardean de la recuperación
de España: el país parece en condiciones de crecer. Por desgracia, eso se
traduce en un crecimiento del 1%, en
vez del 0,5 %, en una economía
profundamente deprimida, con un 55 % de paro juvenil. Que esto pueda
considerarse una buena noticia pone de manifiesto lo mucho que nos hemos
acostumbrado a unas condiciones económicas terribles. Lógicamente, hay varios motivos y últimamente
he pensado mucho en esto, en parte porque me han pedido que realice una nueva
evaluación de los intentos de Japón por escapar de su trampa deflacionaria. Y
yo diría que una causa importante del fracaso es lo que he dado en llamar la
trampa de la timidez: la constante tendencia de unos responsables políticos que
tienen ideas en principio buenas a poner en práctic
a medidas que se quedan a
medio camino, y el modo en que esta timidez termina saliendo mal, desde el
punto de vista político e, incluso, económico. En otras palabras, Yeats tenía
razón cuando decía: “Los mejores carecen de toda convicción, mientras que los
peores están llenos de vehemencia apasionada”. En cuanto a los peores: si han
seguido los debates económicos de estos últimos años, sabrán que tanto Estados
Unidos como Europa tienen poderosos defensores del sufrimiento, grupos
influyentes que se oponen ferozmente a cualquier política que haga que los
parados vuelvan a tener trabajo.. En EE UU tenemos una facción tanto en Wall
Street como en el Congreso que se ha pasado más de cinco años lanzando
estridentes advertencias sobre la inflación descontrolada y los tipos de
interés por las nubes.
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