miércoles, 19 de marzo de 2014

SOMOS DEPENDIENTES DE UNOS POCOS CULTIVOS, EN MANOS DE UN PUÑADO DE PODEROSAS EMPRESAS

  UNA DIETA GLOBALIZADA  
SE CUECEN HABAS

Escribe ESTHER VIVAS (*) 
Fuente “VIENTO SUR” http://vientosur.info/ 
16 de marzo 2014

(*) ESTHER VIVAS (Sabadell, 1975) Es una activista española autora de diversos libros y publicaciones sobre movimientos sociales. Licenciada en periodismo y diplomada en estudios superiores de sociología por la Universitat Autònoma de Barcelona es una luchadora incansable de la resistencia cívica, activista e investigadora en movimientos sociales y políticas agrícolas. .Desmonta uno a uno los mitos sobre los cuales está construído el actual sistema agroalimentario. Explica el criminal negocio de las técnicas y empresas alimentarias

¿Qué tienen en común India, Senegal, Estados Unidos, Colombia, Marruecos, el Estado español y muchos otros países? Que la alimentación es cada vez más parecida, a pesar de las importantes diferencias que aún perviven. Más allá de la McDonalización de y el consumo de Coca-Cola, la ingesta depende, de unas pocas variedades de cultivos. El arroz, la soja, el trigo, el maíz se imponen, en detrimento
 del mijo, la yuca, el centeno, la batata, el sorgo o el camote.¿qué puede suceder ante una mala cosecha o una plaga? ¿Tenemos el plato asegurado? Avanzamos hacia un mundo con más comida menos diversidad y mayor inseguridad alimentaria. Cereales como la soja, se han convertido en indispensables para tres cuartas partes de la humanidad. Se impone, asimismo, una alimentación occidentalizada, “adicta” al consumo de carne, productos lácteos y bebidas con azúcar. Mercados alimentarios con intereses empresariales claros. Así lo explica en detalle, el reciente estudio ‘Aumentando la homogeneidad en las cadenas alimentarias globales y las implicaciones en la seguridad alimentaria‘ que afirma caminamos hacia una “dieta globalizada”. Un menú que, según los autores de dicho informe, es “una amenaza potencial para la seguridad alimentaria”. ¿Por qué? En primer lugar, a pesar de consumir más calorías, proteínas y grasas que hace cincuenta años, es menos variada y es más difícil ingerir los micronutrientes necesarios para el organismo. 

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