VIOLENCIA POLICIAL EN RIO
Escribe JOSÉ MANUEL RAMBLA (*)
24 de abril 2014
(*) JOSÉ MANUEL RAMBLA (@jmrambla).
Periodista. Colaborador en Público, eldiario.es, Nueva Tribuna, Viejo Topo o
Yucatan Hoy, Redactor del diario Levante-EMV desde 1997 a 2010. Ha colaborado
en diferentes medios valencianos, españoles y latinoamericanos. Autor de EL
GENOCIDIO DE LA JUVENTUD NEGRA EN BRASIL .Ha dicho que “Brasil está en las
noticias. Pero no todo Brasil. Los pueblos originarios vivieron en 2012 uno de
los peores años”
Los disturbios en Copacabana tras
el fallecimiento en extrañas circunstancias de un bailarín, se saldan con un
muerto. Detrás de los sucesos parece esconderse la decisión de las autoridades
de recurrir a la militarización para disuadir grandes movilizaciones como las
vividas hace un año durante la Copa Mundial de Fútbol, que arranca el 12 de
junio. El fantasma de las protestas que el pasado año se adueñaron de Brasil
lleva tiempo amenazando la cuenta atrás al Mundial de fútbol. Lo justificaría
el hecho de que buena parte de aquellas reivindicaciones sigue en gran medida
pendiente. Pero sobre todo, lo haría casi inevitable el año electoral que viven
los brasileños, que el próximo octubre deberán pasar por las urnas para
revalidar o sustituir a Dilma Rousseff al frente del gobierno. Todos los
analistas coincidían en buscar en la clase media el principal protagonista de
esas hipotéticas movilizaciones, pero nadie había llegado a plantear que la
llama de la protesta bajase de las favelas e incendiase Copacabana e Ipanema,
el corazón turístico de la ciudad, a solo unas semanas del inicio del
campeonato del mundo. Y es que la sospecha de que la Policía haya sido
responsable de la muerte del joven bailarín de televisión, Douglas Rafael da
Silva Pereira, provocó una auténtica revuelta entre los habitantes de las
favelas de Povão-Povãozinho y Cantagalo, donde residen más de 10.000 personas.
El joven fue hallado muerto en el interior de una guardería y según la autopsia
habría fallecido tras haber sido alcanzado por una bala que le atravesó un
pulmón. Sin embargo, esa no fue la primera versión oficial. Inicialmente, la
Policía negó que su cuerpo presentara heridas de bala y achacó su muerte a una
caída escalando el muro del colegio mientras huía de un tiroteo entre policías
y delincuentes. Una explicación que no convenció a cientos de vecinos que, tras
responsabilizar del hecho a agentes de la Unidad de Policía de Pacificadora
(UPP), bajaron de la favela hasta las calles de Ipanema y, especialmente, la
avenida de Nuestra Señora de Copacabana, donde levantaron barricadas y quemaron
varios vehículos. Durante los disturbios, un joven de 27 años resultó muerto
por disparos de la Policía. María de Fátima da Silva, madre del bailarín,
tampoco aceptó aquella versión policial y desde el primer momento acusó a los
agentes de la UPP de la muerte de su hijo. (ir
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