AL FIN Y AL CABO, SOMOS
LO QUE HACEMOS PARA
CAMBIAR LO QUE SOMOS
(Semanario EL HERALDO –
Argentina 4 de abril 2014
(*) EDUARDO GERMÁN MARÍA HUGHES GALEANO (1940), conocido
como Eduardo Galeano, es un periodista y escritor uruguayo, Está considerado
como uno de los más destacados escritores de la literatura latinoamericana. Sus
libros más conocidos, Memoria del fuego (1986) y Las venas abiertas de América
Latina (1971), han sido traducidos a veinte idiomas. Sus trabajos trascienden
géneros ortodoxos, combinando documental, ficción, periodismo, análisis
político e historia. (Wikipedia)
Esto es
un ironía, no le va gustar a muchos, pero tengo que vomitar esta bronca que me
genera este dejarse llevar como ovejas y es hora de que nos hagamos cargo de
“cómo somos”. Tienen razón: “Los argentinos somos derechos y humanos”. Atentos
a la ley, respetuosos del otro, cristianos, tanto…que hasta tenemos Papa
propio. Jamás nuestra clase media y alta, modelo de perfección social y de
caridad, ha cometido delito alguno. Esa es su autoridad moral. Ser impolutos. No
es dable recordar que los gerentes de la Ford, estafaron al Estado en 50
millones de dólares que nunca llegaron, ¡qué va! Fue solo un sueño de este
mundo perfecto que siempre hemos tenido. Acá, la clase alta y media nunca, y
léase bien ¡NUNCA! se apartó de la ley. Los comerciantes, jamás te robaron en
el peso y te dieron 960 g en
vez de 1k. Los diarios, jamás te mintieron ni
fueron cómplices de delitos mayores. El banquero, nunca hizo usura ni te cobró
57% de interés por mes. El abogado, jamás se vendió por monedas a tu enemigo. El
médico, nunca dejó de atender a un pobre “negrito” por no pertenecer a su
clase. El maestro, nunca tomó ventajas de nada, fui del gremio 40 años y todos
son blancos como el alba. El empresario es tan honesto, que jamás mató a nadie
por mano propia, jamás evadió impuestos, jamás ganó sumas siderales con
aumentos exagerados, jamás te mintió con el marketing, ¡jamás!. De la Soc.
Rural, ¡qué podemos decir! Todos tan de misa y bendiciones, siempre tan
generosos y respetuosos de sus peones a los que tienen en casas que cualquiera
envidiaría. Ellos, tan patriotas, cumplen con sus impuestos y viven pensando en
su país, tanto que se resignan a perder dinero en el mercado interno.
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