GOLPE DE LA CLASE CONSERVADORA
CON EL PODER MILITAR
Escribe LEONARDO BOFF (*)
8 de abril 2014
(*)LEONARDO
BOFF (BRASIL) Teólogo, filósofo y escritor Uno de los fundadores de la Teología
de la Liberación. en 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida
por el Ratzinger (ex Papa) le silenció por un año por su libro “La Iglesia,
Carisma y Poder” . Profesor de, ética y filosofía en Brasil. Conferencista en
muchas universidades, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund,
Lovaina, París, Oslo, Turín. Escribió más de 100 libros, traducidos a muchas
lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right Livelihood
El 50 aniversario del golpe militar, no puede dejar
indiferente a ningún ciudadano honesto. Fue un crimen contra la constitución y
la soberanía popular. Ningún poder se legitima por sí mismo; lo hacen solo los
dictadores, que pisotean cualquier derecho. El golpe militar configuró la
ocupación violenta del Estado para,
desde
ellos, montar un orden regido por
el Estado de terror. No debemos dejar en el olvido a los 246 campesinos muertos
o desaparecidos entre 1964-1979.Y la eliminación con bombas de napalm de muchos
indígenas, considerados una traba para el crecimiento económico. Contra “sospechosos”
no solo había vigilancia, sino persecución, prisión, interrogatorio humillante,
el pau-de-arara feroz, los ahogamientos desesperantes. Los “suicidios” alegados
malamente camuflaban el simple asesinato. Causa espanto y hasta constituye un
problema filosófico la falta de remordimientos que el coronel reformado Paulo
Magalhães manifestó recientemente a la Comisión Nacional de la Verdad por haber
actuado en la Casa de la Muerte de Petrópolis, haber torturado, asesinado,
mutilado cadáveres y haber ocultado el cuerpo del diputado Rubens Paiva. El
Estado dictatorial militar expulsó u obligó a exiliarse a nuestras más
brillantes inteligencias y a nuestros artistas más creativos. Ahogó a
líderes
políticos y dio ocasión a la aparición de súcubos que, oportunistas y
desprovistos de ética y de brasilidad, se vendieron al poder dictatorial a
cambio de beneficios que iban desde estaciones de radio a canales de televisión.
Muchos de ellos están ahí, políticamente activos y ocupando altos cargos de la
administración del Estado democrático. Los militares inteligentes y
nacionalistas de hoy deberían darse cuenta de cómo fueron pérfidamente usados
por aquellas élites oligárquicas y anti-populares que no buscaban satisfacer
los intereses generales de Brasil sino alimentar su voracidad particular de
acumulación protegidos bajo el régimen autoritario de los militares. Dedico
este artículo a mi compañero de seminario Arno Preis, lleno de hambre de
justicia, muerto en Paraiso do Norte, GO, el día 15/2/1972. ( ir a la nota
completa)
Dilma Roussef tenia 17 años |
Joao Gulart |
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