LÍNEAS ROJAS DE
ESTADOS UNIDOS Y RUSIA
Escribe
ALFREDO JALIFE-RAHME (*)
Fuente “La Jornada” de México – 9 de abril 2014
(*) ALFREDO JALIFE-RAHME-Escritor
y periodista. Profesor de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM). Especialista en relaciones internacionales.
Habitual columnista en importantes medios del continente. Editorialista y
maestro de postgrado en geopolítica y negocios internacionales de la UNAM.
Edito varios libros de gran éxito editorial, en esos temas.
Las
líneas rojas de Estados Unidos son sicalípticas: no tiene límites hasta que lo
frenen. En su etapa de gestión de la decadencia de Estados Unidos, Obama
intentó colocar una línea roja en Siria para no bombardearla, lo cual fue evitado
in extremis mediante la entrega de las armas químicas de Damasco, operada
magistralmente por el gran ajedrecista global Vlady Putin. ¿Y las armas
químicas, biológicas y nucleares del Estado apartheid racista de Israel? Bien,
gracias, Obama. Las líneas
rojas mas prístinas de Estados Unidos están en el
Golfo de México y el mar Caribe, donde nunca aceptaría la incursión de sus dos
principales rivales geoestratégicos Rusia y China, como lo hace sin desparpajo
en las esferas de influencia de Moscú y Pekín. Las líneas rojas después de la
Segunda Guerra Mundial fueron trazadas en Yalta (Crimea) entre Roosevelt,
Churchill y Stalin, quienes las delinearon como los nuevos limes del
"orden mundial" que prevaleció hasta la caída del Muro de Berlín y la
posterior disolución de la URSS. De Yalta a Sebastopol (base de la flota rusa
en Crimea) se han vuelto a trazar nuevas líneas rojas 69 años más tarde con la
tripleta EU/Unión Europea (UE)/OTAN hoy e
n repliegue frente a la quirúrgica
contraofensiva de Rusia que inició en Georgia en 2008. Seis años después de
Georgia (mutilada en 25 por ciento de su territorio con la secesión de Osetia
del Sur y Abjazia, después de su guerra con Rusia), Vlady Putin ha vuelto a
trazar una nueva línea roja en las "dos Ucranias", Crimea y hasta
Transnistria (separada de Moldavia): otra fractura tectónica entre Moscú y
"Occidente". Obama intentó estrangular al oso ruso en sus entrañas
ancestrales de Ucrania –que tenía en la mira el "cambio de régimen"
en Moscú–, y subestimó tanto el revire de Rusia, dotada del mayor arsenal
nuclear del planeta, como la personalidad de Vlady Putin, el nuevo Bismark ruso
del siglo XXI. (
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