sábado, 10 de mayo de 2014

CUAL ABRAHANES ANDAN POR EL MUNDO BUSCANDO QUIEN LOS ACOJA

LA HOSPITALIDAD A LOS HAITIANOS: 
¿CUÁN HUMANA ES NUESTRA SOCIEDAD?

Escribe LEONARDO BOFF (*) 
Viernes 9 de mayo 2014

(*)LEONARDO BOFF (BRASIL) Teólogo, filósofo y escritor Uno de los fundadores de la Teología de la Liberación. en 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el Ratzinger (ex Papa) le silenció por un año por su libro “La Iglesia, Carisma y Poder” . Profesor de, ética y filosofía en Brasil. Conferencista en muchas universidades, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín. Escribió más de 100 libros, traducidos a muchas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right Livelihood

El drama de cientos y cientos de haitianos, víctimas del devastador terremoto, buscan hospitalidad en Brasil, representa un test de lo humana que es o no es nuestra sociedad. No quiero restringirme solo a los haitianos.  Según Organismos de la ONU más de cien millones de refugiados, ya sea por guerras, por situación de hambre, por problemas climáticos y otras causas similares.   y desesperanzas. Basta recordar a los refugiados de África que llegan a la isla italiana de Lampedusa
. Recibieron la solidaridad del Papa Francisco, que en esa ocasión hizo las más duras críticas a nuestra civilización por ser insensible y haber perdido la capacidad de compadecerse de la desgracia de sus semejantes. Todas estas personas padecen por falta de hospitalidad y de solidaridad. Según el notable biólogo Humberto Maturana, tales personas retroceden a un estadio pre-humano, al nivel en el que se encuentran hoy los chimpancés que son societarios pero autoritarios, no siempre practicando siempre la mutualidad. En este contexto la virtud de la hospitalidad gana especial relevancia. La hospitalidad, dijo el filósofo Kant en su último libro La Paz Perpetua (1795): es la primera virtud de una república mundial. La hospitalidad exige una buena voluntad incondicional para acoger al necesitado y al que se encuentra en gran sufrimiento. Exige también escuchar atentamente al otro, más con el corazón que con los oídos, para captar su angustia y su esperanza.   ( ir a la reflexión completa)

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