jueves, 8 de mayo de 2014

DESDE el CULTIVO, la RECOLECCIÓN, la COMERCIALIZACIÓN y el CONSUMO, NECESITAMOS DEL PETROLEO...

UNA ALIMENTACIÓN 
ADICTA AL PETRÓLEO

Escribe ESTHER VIVAS (*) 
Fuente BLOG en “Público,es”
 España 5 de mayo 2014

(*) ESTHER VIVAS (Sabadell, 1975) Es una activista española autora de diversos libros y publicaciones sobre movimientos sociales. Licenciada en periodismo y diplomada en estudios superiores de sociología por la Universitat Autònoma de Barcelona es una luchadora incansable de la resistencia cívica, activista e investigadora en movimientos sociales y políticas agrícolas. .Desmonta uno a uno los mitos sobre los cuales está construído el actual sistema agroalimentario. Explica el criminal negocio de las técnicas y empresas

Comemos petróleo, aunque no lo parezca. El actual modelo de producción, distribución y consumo de alimentos es adicto al "oro negro". Sin petroleo, no podríamos comer como lo hacemos. Sin embargo, ante un escenario donde cada
vez va a ser más difícil extraer petróleo y éste resultará más caro, ¿cómo vamos a alimentarnos? La agricultura industrial nos ha hecho dependientes del petróleo. Desde el cultivo, la recolección, la comercialización y hasta el consumo, necesitamos de él. La revolución verde, las políticas que nos dijeron modernizarían la agricultura y acabarían con el hambre, y que se implementaron entre los años 40 y 70, nos convirtieron en "yonquis" de este combustible fósil, en parte gracias a su precio relativamente barato. La maquinización de los sistemas agrícolas y el uso intensivo de fertilizantes y pesticidas químicos son el mejor ejemplo. Estas políticas significaron la privatización de la agricultura, dejándonos, a campesinos y consumidores, en manos de un puñado de empresas del
agronegocio. El uso intensivo de fertilizantes y pesticidas químicos son una muestra más de la adicción del modelo alimentario al petróleo. La globalización alimentaria en su carrera para obtener el máximo beneficio, deslocaliza la producción de alimentos, como ha hecho con tantos otros ámbitos de la economía productiva. Produce a gran escala en los países del Sur, aprovechándose de unas condiciones laborales precarias y una legislación medioambiental inexistente.O produce en el Norte, gracias a subvenciones agrarias en manos de grandes empresas, para después comercializar dicha mercancía subvencionada en la otra punta del planeta, vendiendo por debajo del precio de coste y haciendo la competencia desleal a la producción autóctona. Aquí reside el porqué de los alimentos kilométricos: máximo beneficio para unos
pocos; máxima precariedad, pobreza y contaminación ambiental para la mayoría. En el año 2007, se importaron en el Estado español más de 29 millones de toneladas de alimentos, un 50% más que en 1995. Tres cuartas partes fueron cereales, preparados de cereales y piensos para la ganadería industrial, la mayor parte llegados de Europa y América Central y del Sur, como recoge el informe  Alimentos kilométricos. Y  una vez los alimentos llegan al supermercado, ¿qué sucede? Plástico y más plástico, con derivados del petroleo. Así, encontramos un embalaje primario que contiene el alimento, un empaquetado secundario que permite una atractiva exhibición en el establecimiento y, finalmente, bolsas para llevártelo del "súper" a casa. En Catalunya, por ejemplo, de los 4 millones de toneladas de residuos anuales, un 25% corresponden a envases de plástico. ( ir a la nota completa )

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