EL CAPITALISMO,
INCOMPATIBLE CON LA VIDA
Fuente “EcoPortal” http://www.ecoportal.net/
25 de mayo 2014
PEDRO LUIS ANGOSTO (*) Historiador y escritor español, especialista en
estudios sobre la República Española. Colaborador de numerosos medios. Doctor en Historia por la Universidad de Alicante, responsable
científico del Archivo Carlos Esplá de la Biblioteca Virtual Autor de 12 libros sobre temas de
su especialidad
El
modelo analítico marxista sigue siendo válido hoy para historiadores,
economistas, sociólogos y otros científicos sociales que tengan por objeto de
sus investigaciones el conocimiento del pasado o el análisis del comportamiento
del hombre a través de los tiempos. Sin embargo, si bien la categorización
histórica elaborada por Marx y Engels ayuda muchísimo para comprender nuestro
pasado y atisbar nuestro futuro, hay que escarbar un poco más en sus escritos
para concluir que los modos de producción definidos se encierran en el único
que hasta ahora hemos conocido: El capitalista, que es aquel mediante el cual
un hombre o grupo de hombres –no tienen por qué ser los más listos, ni siquiera
los más fuertes:
interviene la fortuna, la desaprensión y la oportunidad-
explotan a otros para su beneficio personal al tiempo que se construyen una
moral justificativa ad hoc –las religiones- y se apropian sin recato de los
recursos de la Naturaleza. Fue a partir de la revolución industrial –que
acaeció en una pequeñísima porción del territorio emergido y hasta hace unas
décadas no llegó al resto- cuando el hombre depredador comenzó a pensar que no
tenía límites, que la naturaleza –al igual que al resto de sus semejantes-
podía ser dominada y puesta a su servicio. El motor de explosión, la dinamita y
la bomba atómica –hoy también internet y las nuevas tecnologías- le hicieron
ver que se podía borrar del mapa una ciudad con todos sus habitantes, cambiar
una montaña de sitio, poner puertas al mar, agujerear la Tierra hasta sus
entrañas, cambiar el curso de los ríos, volar y desplazarse de un lugar a otro
del planeta en menos tiempo del que antes se gastaba en ir de Barcelona a San
Cugat, crear vida de la nada...
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