martes, 20 de mayo de 2014

UNOS BARCOS QUE TRAEN DEL MISMO MODO LA DESESPERACIÓN Y LA ESPERANZA


   LAMPEDUSA   
MÁS ALLÁ DE 
LAS MUERTES, LOS NIÑOS


Escribe MACARENA ARCOS 
(Lampedusa)  Periodista, psicóloga. 
Fuente” periodismohumano” 
domingo 18 de mayo 2014 

No existe un decálogo para vivir una niñez perfecta. Muchos son los factores que sientan las bases de la infancia de un niño: la familia, el colegio, la escuela, el hogar. Sin embargo, hay pequeños cuya niñez es especialmente delicada porque no tienen ni amigos, ni escuela, ni hogar siquiera. Solo tienen recuerdos de una vida que dejaron atrás e imágenes de una travesía, que tuvo como destino la isla de Lampedusa. Italia es un importante escenario migratorio en la Unión Europea. El Ministerio del Interior estima que son más de 40.000 los migrantes llegados a sus
costas durante el 2013. En la actualidad, las cifras no muestran una mejoría en la situación migratoria ya que en lo que va del año son más de 25.000 personas las que han llegado al país transalpino de manera irregular a través de sus costas. Los flujos migratorios han ido cambiando a lo largo de los 20 años que esta isla lleva conviviendo con ellos. Si bien, antes era habitual la llegada de hombres, adultos y solos, hoy día los ajados barcos, que se hallan amontonados en las inmediaciones del puerto, traen consigo familias completas, mujeres y niños cuyo único deseo es encontrar en Lampedusa un futuro distinto del que huyen. Somalíes o libios de 16 años, chicos palestinos o eritreos de no más de 13 o por ejemplo, bebés sirios sobre el regazo de su madre son los que ocupan, cada vez con más asiduidad, unos barcos que traen del mismo modo la
desesperación y la esperanza. Es el reflejo fiel de cómo se vive la inmigración en esta isla. Save The Children estima que uno de cada cinco migrante que llega a Lampedusa es menor de edad, lo que supone que esta tierra de unos 6.000 habitantes haya acogido a cerca de 8.000 menores en el año 2013. Andar por las calles de la isla a veces se hace duro, sin embargo cruzar la puerta de acceso al Centro de Acogida supone adentrarse en la más cruda realidad. Allí se le pone nombre y rostro a los números de la inmigración, y los más visibles e injustos son los que hacen referencia a los más pequeños, que son demasiados. Hay niños por todos lados, algunos van descalzos y otros llevan puestas prendas excesivamente grandes para su edad, pero eso a ellos no les importa. Son niños y sólo quieren pasar el rato jugando, pero no es el sitio idóneo.  

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