Escribe
ADOLFO
SÁNCHEZ REBOLLEDO (*)
Columnista en “La Jornada”
de México 19 de junio 2014
(*) ADOLFO SÁNCHEZ REBOLLEDO. (MEXICO 1941) Periodista y
Analista político, con extensa actuación en la prensa alternativa. Articulista
de La jornada. Director del Correo del Sur, suplemento dominical de La Jornada.
Ha recorrido el largo camino de la transición democrática como político y
periodista. Es un referente reconocido en
ámbitos de la geopolítica continental y mundial.
EL
AUTOR DE ESTA NOTA ES MEJICANO Y ESE PAÍS ES EL CONTEXTO EN EL CUAL SE UBICA
PARA SU PLANTEO. SIN EMBARGO ESTOS CONCEPTOS PODRÍAN CABER A LA MAYORIA DEL
CONTINENTE LATINOAMERICANO
Cuando la marea
futbolística descienda a su nivel nos encontraremos, otra vez, en ese
claroscuro del país que no acaba de definirse. Más allá de los brillos
mediáticos, del melodrama nacional en pos de la pelota, de la gloria alcanzada
gracias a las habilidades reconocibles de los jóvenes deportistas y su nueva
mentalidad, el Cielito lindo no será suficiente para marcar el derrotero del
día después. Los aficionados regresaremos sin más a la triste condición de
ciudadanos incompletos, aturdidos entre el ruido ensordecedor del reformismo
ciego y el estancamiento
secular hecho costumbre, rutina mental. Brasil quedará
muy lejos y con él la ilusión de ser un poco más felices. Mientras la fiesta
sigue, la sociedad se lamenta de la descomposición que la aqueja. Llevamos años
conviviendo con un intolerable umbral de violencia que solapa o degrada los
avances de los derechos humanos conseguidos a lo largo de décadas de
sacrificios, pero esta es la hora que el fondo de la cuestión escapa a las
estrategias oficiales y desborda toda reacción defensiva. Los datos sobre
delitos y desapariciones siguen siendo aterradores; la inseguridad es
consustancial a la vida cotidiana y aunque algunos programas obtengan resultados
favorables, es obvio que tenemos un grave problema que afecta los fundamentos
mismos de la convivencia, cuya crisis arrastramos desde antes de que el tema de
la delincuencia organizada se alzara al primer plano. Nos escandalizamos con
justa razón ante la presencia del acoso escolar, ahora multiplicado por las
redes sociales como un fenómeno de odiosa violencia colectiva, pero nos negamos
a verificar cuáles son los vínculos posibles de esa forma particular de abuso
con el clima general de acoso, intimidación y agresividad que se vive desde
hace años. El ascenso de la crueldad y la "normalización" de los
asesinatos en masa, el desprecio ante los inmigrantes, la corrupción como una
plaga que no deja el más mínimo rincón, son datos que trascienden los informes
policiales e indican que algo muy grave afecta incluso a la parte
"sana" de la sociedad. ( …ir a la nota
completa)
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