IMPERIOS
INVISIBLES,
PODER ESTATAL Y
COLONIALISMO DEL SIGLO XXI
Escribe BENJAMIN DANGL (*)
Fuente http://upsidedownworld.org/
Publica “Rebelión”
Tradujo Germán Leyens.
19 de junio 2014
(*) BENJAMIN DANGL. Periodista. Escritor. Ha trabajado en toda América Latina,
informando sobre movimientos sociales y
la política en la región, durante
más de una década en diversos medios de prensa
alternativa. Autor de The Price of Fire: “Guerras por los recursos
naturales y movimientos sociales en Bolivia” Editor de “Toward Freedom”. Cursa doctorado en Historia Latinoamericana en la Universidad de McGill. Edita “Mundo al revés”, un sitio web sobre activismo y política en el
continente sudamericano.
El capitalismo tiene muchas caras y aliados, y no están
basados solo en el norte del globo o dentro de esos gigantes económicos. Como
escribe el sociólogo William Robinson: “La nueva cara del capitalismo global en
Latinoamérica es impulsada tanto por clases capitalistas locales que han
buscado la integración en las filas de la clase capitalista transnacional como
por el capital corporativo y financiero transnacional”. De México a Argentina,
esta clase capitalista local ha creado unos 70
conglomerados transnacionales
globalmente competitivos. Amigos del imperio y del capital se encuentran en la
cima del poder entre los dirigentes políticos latinoamericanos. Aunque EE.UU.
ha espiado en Latinoamérica durante años, como dejaron en claro recientemente
las filtraciones de Edward Snowden, el gobierno de Michelle Bachelet en Chile
pidió ayuda, durante su primer período en el poder, al gobierno de EE.UU. en el
espionaje contra dirigentes indígenas mapuche que defienden el derecho a sus
tierras. Aunque EE.UU. apoyó el golpe contra Fernando Lugo de Paraguay en 2012,
antes de que fuera destituido de su cargo, el propio Lugo declaró un estado de
emergencia en el campo para expandir la represión contra activistas campesinos
que luchaban
contra incursiones en sus tierras de los patrones de la soja. Para
numerosas comunidades indígenas en Latinoamérica, el Estado, frecuentemente en
alianza con corporaciones transnacionales, mantiene una visión colonialista del
mundo en pleno Siglo XXI, particularmente en el área de extracción de recursos
naturales en las industrias de la minería. Como escribe la profesora Manuela
Picq de la Universidad San Francisco de Quito en Ecuador: “La expropiación
unilateral de tierras para la minería es una continuación de la Doctrina del
Descubrimiento. Conceptualizó el Nuevo Mundo como terra nullius [tierra que no pertenece
a nadie, N. del T.], autorizando a las potencias coloniales para que
conquistaran y explotaran tierra en las Américas. […] Actualmente la idea de
tierras ‘vacías’ sobrevive en prácticas extractivistas.” (…ir a la nota completa)
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