RELIGIÓN SECULAR UNIVERSAL
Escribe LEONARDO BOFF (*)
30 de junio 2014
(*)LEONARDO
BOFF (BRASIL) Teólogo, filósofo y escritor Uno de los fundadores de la Teología
de la Liberación. en 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida
por el Ratzinger (ex Papa) le silenció por un año por su libro “La Iglesia,
Carisma y Poder” . Profesor de, ética y filosofía en Brasil. Conferencista en
muchas universidades, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund,
Lovaina, París, Oslo, Turín. Escribió más de 100 libros, traducidos a muchas
lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right Livelihood
La presente Copa Mundial de Fútbol que se está celebrando en
Brasil, así como otros grandes eventos futbolísticos, asumen características
propias de las religiones. Para millones de personas el fútbol, el deporte que
posiblemente moviliza a más gente en el mundo, ha ocupado el lugar que
comúnmente tenía la religión. Algunos estudiosos de la religión, solo para
citar a dos importantes como Emile Durkheim y Lucien Goldmann, sostienen que la
religión no es un sistema de ideas; es antes «un sistema de fuerzas que
movilizan a las personas hasta llevarlas a la más alta exaltación» (Durckheim).
La fe viene siempre acoplada a la religión. Ese
mismo clásico afirma en su
famoso libro Las formas elementales de la vida religiosa: «la fe es ante todo
calor, vida, entusiasmo, exaltación de toda la actividad mental, transporte del
individuo más allá de sí mismo» (p.607). Y Lucien Goldamnn, sociólogo de la
religión y marxista pascaliano, concluye: «creer es apostar a que la vida y la
historia tienen sentido; el absurdo existe, pero no prevalece». Mirándolo bien,
el fútbol para mucha gente cumple las características religiosas: fe,
entusiasmo, calor, exaltación, un campo de fuerzas y una permanente apuesta de
que su equipo va a triunfar. En el fútbol como en la religión, tomemos como
referencia la católica, existen los once apóstoles (Judas no cuenta) que son
los once jugadores, enviados para representar al país; los santos de referencia
como Pelé, Garrincha, Beckenbauer y otros; existe demás un Papa que es el
presidente de la Fifa, dotado de poderes casi infalibles. Viene rodeado de sus
cardenales que constituyen la comisión técnica responsable del evento. Siguen
los arzobispos y obispos que son los coordinadores nacionales de la Copa.
Enseguida
aparece la casta sacerdotal de los entrenadores, portadores del
especial poder sacramental de poner, confirmar y quitar jugadores. Después
vienen los diáconos que forman el cuerpo de los jueces, maestros-teólogos de la
ortodoxia, es decir, de las reglas del juego, que hacen el trabajo concreto de
conducir el partido. Al final vienen los monaguillos, los jueces de línea, que ayudan
a los diáconos. El mayor filósofo del siglo XX, Martin Heidegger, no se perdía
un partido importante, pues veía en el fútbol la concretización de su
filosofía: la contienda entre el Ser y el ente, enfrentándose, negándose,
componiéndose y formando el imprevisible juego de la vida, que todos jugamos. (…ir a la nota completa)
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