viernes, 18 de julio de 2014

EL RÉGIMEN CHINO ACTUAL HA CONTRIBUIDO A AMPLIAR LA ESFERA DE ACUMULACIÓN DEL CAPITAL INTERNACIONAL


   CHINA   
UN IMPERIALISMO EN CONSTRUCCIÓN

Escribe PIERRE ROUSSET (*) 
Fuente “europe-solidaire” 
Publica “Rebelión” 
16 de Julio 2014

(*) PIERRE ROUSSET . Periodista y escritor francés. Presidente de Europe Solidaire sans Frontières – ESSF. Militante internacionalista. Miembro de la dirección de la Cuarta Internacional, en particular involucrado en solidaridad con Asia. Es miembro del NPA en Francia. (Este texto son elementos de reflexión basados en la experiencia asiática y presentados al Comité Internacional de la Cuarta Internacional el 23 de febrero de 2014] Email: contac@europe-solidaire.org.

China no es un “país emergente”, sino una potencia emergida. No es un “subimperialismo” que vela por el orden en su región, sino un imperialismo “en proceso de constitución”. La nueva burguesía china quiere jugar en la cancha de los más grandes. Las nuevas “potencias emergentes” suelen agruparse bajo las siglas BRICS, que se refieren a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Efectivamente,
estos países intentan formar un bloque en el marco internacional, organizando “cumbres” (la 5ª tuvo lugar en Durban en 2013 y la siguiente tiene lugar estos días en Fortaleza). Compiten con los países imperialistas tradicionales en el acceso a las riquezas, en especial en el continente africano. El balance de este proyecto es de momento bastante mediocre, pero queda la tentación de formular un “análisis crítico común” de los BRICS con el fin, en particular, de reforzar la capacidad de “resistencia Sur-Sur y de solidaridad” populares, oponiendo los “brics de abajo” a los “BRICS de arriba”. Esos Estados desempeñen “funciones de ‘subimperialismo’, contribuyendo al mantenimiento del régimen neoliberal”. El análisis es matizado y diferencia la
situación de los diversos países en cuestión, planteando incluso la posibilidad de que algunos de ellos participen en conflictos “interimperialistas”, como está haciendo Rusia en Ucrania/Crimea.  China también es el segundo mercado, uno de los principales prestamistas y la primera “fábrica” del mundo; una posición que la competencia de otros países asiáticos de mano de obra muy barata no puede disputarle fácilmente, pues el país posee además numerosas ventajas extrasalariales. Más difícil es calibrar las posibilidades de la economía china de avanzar significativamente en el ámbito de la innovación tecnológica. Gracias, una vez más, a su independencia con respecto a los imperialismos tradicionales, el régimen está en condiciones de negociar importantes transferencias de tecnología, pero todavía no ha dado un salto adelante
en materia de innovaciones autóctonas radicales. Un escollo que la dirección del PCC pretende superar próximamente (incluso mediante la adquisición de empresas occidentales).  China es el primer país exportador del planeta. No cabe duda de que el régimen chino actual ha contribuido a ampliar (¡y cómo!) la esfera de acumulación del capital internacional, que se ha integrado en la globalización y la financiarización de la economía, que ha legitimado el orden dominante adhiriéndose a la OMC combatida por todos los movimientos sociales progresistas y que ha entregado a las multinacionales una mano de obra carente de derechos y explotable a voluntad (los migrantes del interior); todo esto forma parte de la función que tienen asignada tradicionalmente los subimperialismos.    

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