miércoles, 2 de julio de 2014

LA APUESTA DE CORREA POR LOS AGRO NEGOCIOS A GRAN ESCALA, CON MUY NEGATIVAS CONSECUENCIAS SOCIALES

ECUADOR:  
AGRO COMBUSTIBLES    
JUGANDO CON EL DIABLO

Escribe ALBERTO ACOSTA (*) 
Fuente “OTRAMERICA”
30 de junio 2014

(*) ALBERTO ACOSTA ESPINOSA. (Ecuador Quito 1948) Economista .Escritor. Periodista. Profesor e investigador de la FLACSO. Autor de “Historia económica del Ecuador” éxito editorial con varias ediciones. Docente en Economía de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Político. Exministro de Energía y Minas en gobierno de Correa. Expresidente de la Asamblea Constituyente y  Excandidato a la Presidencia de Ecuador 


 Corría el año 2007. Ecuador vivía una efervescencia de ideas y expectativas innovadoras. Incluso revolucionarias. La siembra de las luchas sociales acumuladas a lo largo de las pasadas décadas parecía que empezaba a dar sus frutos. La Iniciativa Yasuní-ITT, que luego llegaría a ser ampliamente conocida a nivel internacional, para dejar el crudo en el subsuelo, a cambio de una contribución internacional, data de esa época y fue en ese mismo año cuando alcanzó el rango de
política gubernamental. Se reconocían los Derechos de la Naturaleza, del agua como un derecho humano fundamental y la prohibición de los transgénicos, los que en 2008 se incorporan en la Constitución. También se planteó la erradicación del uso de combustibles fósiles para la generación de electricidad. Las energías fotovoltaica y eólica reemplazarían al combustible fósil. Con un decreto ejecutivo el gobierno del presidente Correa, ya distanciado de todos aquellos elementos revolucionarios de los primeros momentos de su gestión, declaró, en el año 2012, de interés nacional el desarrollo de los agros combustibles. Las metas que se aspira a alcanzar con esta acción presidencial obligarán a una agresiva plantación de palma. Esta planta se expandirá en zonas de bosques húmedos tropicales de la Costa y de la Amazonia. De acuerdo a proyecciones
oficiales, en el Ecuador se podrían utilizar unas 400.000 hectáreas para plantaciones de palma aceitera; ya para el año 2017 se espera una producción de 400 millones de litros de etanol, que bordeaba unos 20 millones en el 2013. Los grandes cultivos, es decir los agronegocios, a la postre, impulsados por la política del gobierno, serán los principales beneficiarios; Y estas plantaciones se extenderán dando paso a una escalada de conflictos socio ambientales. Bien sabemos que este tipo de plantaciones nutren contextos de violencia, sea por la sobreexplotación laboral, la destrucción de bosques o la contaminación, entre muchos otros problemas. El impulso a este modelo de plantaciones, por lo demás, resulta contradictorio con la soberanía alimentaria.   ( …ir a la nota completa)

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