Escrito por IÑAKI
URDANIBIA (*)
Fuente “KAOSENLARED”
4 de julio 2014
(*) IÑAKI URDANIBIA. Escritor, periodista.Doctor en filosofía y crítico de libros. Hoy
jubilado. “Dios no murió. Se transformó en Dinero”- 10/9/2012 - Iñaki Urdanibia Sarasola.
Publicado 14 febrero, 2014 en 1:01 PM. sin lugar a dudas uno de los filósofos
más dinamizador… y poco ...Asiduo colaborador en la prensa alternativa, de
América y Europa.
La fama del sociólogo polaco Zygmunt Bauman viene asociada a
su diagnóstico de nuestras sociedades como << líquidas >>. En la
presente ocasión desciende de la abstracta teoría al mundo material del día a
día y se centra en la enorme liquidez que unos acumulan , creciendo en la
medida en que
decrece la liquidez de los otros (<< ¿ La riqueza de unos
pocos nos beneficia a todos? >>. Paidós, 2014 ); de la <> a la << pitagórica >> en donde los números
cobran una importancia primordial. La respuesta a la pregunta que da título al
libro parece de una supuesta obviedad
aplastante: “ pues, claro” , se sentirá tentado a responder espontáneamente más de uno guiado por aquello
de que a más desarrollo( económico) más reparto de riqueza entre los ciudadanos
del primer mundo al menos, que viven del estrujamiento de los del llamado
Tercer Mundo. Los números cantan, desde
las primeras páginas de la obra, y así se puede observar que la concentración
de la riqueza aumenta en unas pocas manos mientras que las diferencias aumentan
hasta límites que rozan la infamia, y hacen que otras manos no puedan
aprehender más que el vacío creciente. En
el mejor de los mundos posibles que habitamos gracias al neoliberalismo-apoyado
tanto por las derechas
Zygmunt Bauman |
como por la supuesta izquierda mayoritaria - se pretende
vender la economía que marcan los poderosos como la única posible, como si su
marcha respondiese a leyes de la naturaleza a las que no se puede
contradecir…es lo que hay, y no hay otra. Bauman niega este modo de pensar y
pone el dedo en la llaga de que el problema reside en la esfera de la
distribución y en la carencia de la más mínima conciencia, nada digamos exigencia,
de la solidaridad entre los humanos, que sabido es -al menos desde George
Orwell- que todos son iguales pero unos más iguales que otros. ¿ Quién dijo que las clases habían
desaparecido? Si se exceptúan quienes consideran tal lenguaje como pura antigualla,
o quienes consideran que pertenecen a una <> por
encima de ese invento foráneo, la realidad es tozuda y a lo más quizá pueda
afirmarse que se ha dado una distinta
estratificación en las diferentes capas sociales y una integración de ciertas
profesiones en el grupo de los poderosos ( los que ayudan a que la máquina
<< capital-parlamentaria>>
siga funcionando, los políticos, y los que la engrasan con sus coplas
ideológicas, periodistas, que no hacen sino entonar un mero karaoke de la voz
de su amo, que al fin y al cabo es el que paga). (…ir
a la nota completa)
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