4 de julio 2014
(*) ESTHER VIVAS (Sabadell, 1975) Es una activista
española autora de diversos libros y publicaciones sobre movimientos sociales. Licenciada
en periodismo y diplomada en estudios superiores de sociología por la
Universitat Autònoma de Barcelona es una luchadora incansable de la resistencia
cívica, activista e investigadora en movimientos sociales y políticas agrícolas.
.Desmonta uno a uno los mitos sobre los cuales está construído el actual
sistema agroalimentario. Explica el criminal negocio de las técnicas y empresas alimentarias
La
agricultura ecológica pone muy nerviosos a algunos. En los últimos tiempos, la
multiplicación de artículos, entrevistas, libros procuran desprestigiar su trabajo, desinformar sobre
su práctica y desacreditar sus principios. Discursos plagados de falsedades que,
vestidos de una supuesta independencia científica para legitimarse. Cuentan las "maldades" de un modelo
de agricultura y alimentación que
suma cada
vez más apoyos. Sin embargo, ¿por qué tanto esfuerzo en desautorizar dicha
práctica? ¿Quién tiene miedo de la agricultura ecológica?. Cada vez son más las
grandes empresas y los supermercados que producen y comercializan estos
productos para dar cobertura a un floreciente nicho de mercado y
"limpiarse" la imagen, a pesar de que sus prácticas no tienen nada
que ver con lo que defiende este modelo. Por otro lado, la estrategia del
"miedo": estigmatizar, mentir y desinformar acerca de la misma,
confundir a la opinión pública, para así desautorizar este modelo alternativo. ¿Si
alzas la voz en su defensa? Insultos y descalificaciones. Si un científico se
posiciona en contra de la agricultura industrial y transgénica, es tachado de
"ideológico". Como si defender este tipo de agricultura no
respondiera a una determinada ideología, la de aquellos
que se sitúan en la
órbita de las multinacionales agroalimentarias y biotecnológicas, y que a
menudo cobran de las mismas. Si un "no científico" la crítica,
entonces, su problema es que no sabe, que es un ignorante. Según estos parece
que solo los científicos, y en particular aquellos que defienden sus mismos
postulados, pueden tener una posición válida al respeto. Una actitud muy
respetuosa con la diferencia. Otra práctica habitual es calificar a quien
crítica de "magufo", sinónimo despectivo, según la jerga de esta
"elite científica", de anticientífico. Se ve que defender una ciencia
al servicio de lo público y lo colectivo implica estar en contra de la misma.
Una argumentación de locos. Porque hay quienes creen que repetir mentiras sirve
para construir una "verdad". Si las prácticas agroecológicas emergen
es precisamente como respuesta a un modelo de agricultura que contamina la
tierra y nuestros cuerpos.
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