martes, 8 de julio de 2014

SI UNA ALTERNATIVA CUAJA SOCIALMENTE, ESTRATEGIAS PARA NEUTRALIZARLA: SON LA COOPTACIÓN Y LA ESTIGMATIZACIÓN

¿QUIÉN TIENE MIEDO DE LA AGRICULTURA ECOLÓGICA?

Escribe ESTHER VIVAS (*) 
Fuente “Público.es” España  
 4 de julio 2014
(*) ESTHER VIVAS (Sabadell, 1975) Es una activista española autora de diversos libros y publicaciones sobre movimientos sociales. Licenciada en periodismo y diplomada en estudios superiores de sociología por la Universitat Autònoma de Barcelona es una luchadora incansable de la resistencia cívica, activista e investigadora en movimientos sociales y políticas agrícolas. .Desmonta uno a uno los mitos sobre los cuales está construído el actual sistema agroalimentario. Explica el criminal negocio de las técnicas y empresas alimentarias

La agricultura ecológica pone muy nerviosos a algunos. En los últimos tiempos, la multiplicación de artículos, entrevistas, libros procuran desprestigiar su trabajo, desinformar sobre su práctica y desacreditar sus principios.   Discursos plagados de falsedades que, vestidos de una supuesta independencia científica para legitimarse. Cuentan las "maldades" de un modelo de agricultura y alimentación que
suma cada vez más apoyos. Sin embargo, ¿por qué tanto esfuerzo en desautorizar dicha práctica? ¿Quién tiene miedo de la agricultura ecológica?. Cada vez son más las grandes empresas y los supermercados que producen y comercializan estos productos para dar cobertura a un floreciente nicho de mercado y "limpiarse" la imagen, a pesar de que sus prácticas no tienen nada que ver con lo que defiende este modelo. Por otro lado, la estrategia del "miedo": estigmatizar, mentir y desinformar acerca de la misma, confundir a la opinión pública, para así desautorizar este modelo alternativo. ¿Si alzas la voz en su defensa? Insultos y descalificaciones. Si un científico se posiciona en contra de la agricultura industrial y transgénica, es tachado de "ideológico". Como si defender este tipo de agricultura no respondiera a una determinada ideología, la de aquellos
que se sitúan en la órbita de las multinacionales agroalimentarias y biotecnológicas, y que a menudo cobran de las mismas. Si un "no científico" la crítica, entonces, su problema es que no sabe, que es un ignorante. Según estos parece que solo los científicos, y en particular aquellos que defienden sus mismos postulados, pueden tener una posición válida al respeto. Una actitud muy respetuosa con la diferencia. Otra práctica habitual es calificar a quien crítica de "magufo", sinónimo despectivo, según la jerga de esta "elite científica", de anticientífico. Se ve que defender una ciencia al servicio de lo público y lo colectivo implica estar en contra de la misma. Una argumentación de locos. Porque hay quienes creen que repetir mentiras sirve para construir una "verdad". Si las prácticas agroecológicas emergen es precisamente como respuesta a un modelo de agricultura que contamina la tierra y nuestros cuerpos.   

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