martes, 8 de julio de 2014

UNA MUTACIÓN DE AL-QAEDA: DE RED TERRORISTA A LA CATEGORÍA DE ESTADO NO RECONOCIDO.

  "ANTE NUESTRA MIRADA"  
EL KURDISTÁN Y EL CALIFATO

Escribe THIERRY MEYSSAN (*) 
Fuente: Red Voltaire-Damasco - 
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 Deutsch  7 de julio de 2014

(*) THIERRY MEYSSAN (1957 Gironda, Francia) es un periodista y activista político francés, autor de investigaciones sobre la extrema derecha así como sobre la Iglesia Católica, entre otras. Escritor y analista internacional., Presidente fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa.
 
Desde el momento de la caída de Mosul escribí que la actual guerra en Irak no podía verse como una acción del EIIL sino como una ofensiva combinada de los yihadistas y del gobierno local kurdo tendiente poner en aplicación el plan estadounidense de rediseño del país. Fui el único en expresar ese juicio y esa
visión de las cosas iba en contra de la corriente. Tres semanas más tarde, la justeza de ese análisis se ha hecho evidente. El 20 de junio, Israel compraba al gobierno local kurdo el petróleo robado en Kirkuk, ignorando el aviso internacional que el gobierno federal iraquí había emitido al respecto. El tránsito del petróleo fue facilitado por el EIIL –que controla el oleoducto utilizado– y por Turquía, país que permitió el embarque del crudo en un tanquero en el puerto turco de Ceyhan. El 25 de junio, los partidos políticos kurdos de Irak dejaban de lado sus divergencias y formaban un gobierno local de unión. Hasta aquel momento habían estado divididos
en dos grandes coaliciones, una coalición proturca y proisraelí encabezada por el Partido Democrático del Kurdistán (PDK) de los Barzani y otra proiraní y prosiria, dirigida por la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK) de los Talabani. La unión de ambas facciones no habría sido posible sin un acuerdo previo entre Tel Aviv, Washington y Teherán. Mendi Safadi, un político ruso que sirve de enlace entre Israel y los Contras que operan en Siria, transmitía a Reuven Rivlin una carta del Partido Kurdo de Izquierda en Siria felicitándolo por su designación por el parlamento israelí como próximo presidente de Israel y exhortándolo a que respalde la creación de un Kurdistán independiente, que
abarcaría parte de Irak y una porción de territorio sirio. Los días 26 y 27 de junio, el ministro británico de Relaciones Exteriores William Hague visitaba Bagdad y Erbil. Conforme a lo previsto, llamó al primer ministro iraquí Nuri al-Maliki a formar un gobierno inclusivo, aunque sabía que ese llamado no sería escuchado. La exhortación –puramente formal– fue recibida con sorna en la prensa londinense, que estima que el consejo de Hague llegaba «un poquito tarde». El jefe de la diplomacia británica conversó después con Masud Barzani sobre la futura independencia del Kurdistán. Como a menudo sucede, el paso de los británicos es un momento decisivo. El 29 de junio, el primer ministro israelí Benyamin Netanyahu rompió el tabú en Tel Aviv al anunciar, en un discurso pronunciado en el Instituto de Estudios para la Seguridad Nacional, que Israel respalda la  creación de un Estado kurdo independiente.  

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