1914:
LA GUERRA QUE
DIVIDIÓ A LA IZQUIERDA
Escribe EMIR SADER (*)
Columnista de “La Jornada”
de México
– 8 de agosto 2014
(*) EMIR SADER (BRASIL 1943): Sociólogo y científico. Es
profesor Y Doctor de Ciencia Politica de la Universidad de São Paulo (USP) y de
la Universidad do Estado do Río de
Janeiro (Uerj), miembro de CLACSO
(Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales), Reseña las consecuencias del
modelo neoliberal que dejó a América Latina sumida en la precarización laboral
en el Blog de Emir Sader que es “Carta Maior”
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, el efecto de sus
bombas no eludió a la izquierda. Provocó la más importante ruptura, que ha
conformado a las dos corrientes que han dominado el escenario político por
varias décadas: la socialdemócrata y la comunista. Lo primero que hace un
gobierno cuando decide emprender una guerra es solicitar al Parlamento
autorización para desplazar libremente los recursos, con prioridad absoluta
para la guerra. Los partidos socialistas se vieron entonces frente a la
alternativa de apoyar a sus gobiernos o de reafirmar sus políticas pacifistas e
internacionalistas, apoyadas en los análisis de Lenin, de que se trataba de
guerras interimperialistas, de división y redivisión
de las colonias entre las
potencias. Colocados frente al dilema de sumarse a la guerra
interimperialista, en que las burguesías de cada país peleaban por sus
colonias en contra de las de otros países, llevados por el clima patriótico
generado en cada país que va a la guerra, o de afirmar el pacifismo, la mayoría
de los partidos socialistas ha optado por la primera posibilidad. Cada uno de
los partidos socialistas se alineaba con la burguesía de su país, privilegiaba
la cuestión nacional en desmedro de la cuestión social, apoyando el envío de la
masa de la población, en su gran mayoría trabajadores, a pelear en los campos
de batalla en contra de los pueblos de los otros países, para defender los
intereses de las clases dominantes de sus países. La minoría, entre ellos
Lenin, Rosa Luxemburgo, Trotsky, manteniendo las tesis del pacifismo y del
internacionalismo, rompió con la Segunda Internacional, y poco tiempo más tarde
fundaría la Tercera Internacional.
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