EN ESTE
MUNDO SE PRODUCE
40% MÁS DE LO NECESARIO
PARA NUTRIR A TODOS SUS HABITANTES.
PERO CADA DÍA
34.000 NIÑOS
MUEREN DE HAMBRE.
Escribe
MARCELO COLUSSI (*)
Fuente ARGENPRESS.info.
18 de
agosto 2014
(*)
MARCELO COLUSSI- (1985- Argentina- Mar del Plata) Escritor. De profesión Arquitecto. Es un conceptuado
periodista free lance de investigación, que publica en diversos medios de la
prensa alternativa del continente. Se
especializa en temáticas de vertiente sociológica, tanto en la prensa escrita,
como en muchas páginas Web y del periodismo on line.
En nuestro mundo actual, donde se produce
aproximadamente un 40% más de los alimentos necesarios para nutrir a toda la
Humanidad, cada día 34.000 niños mueren de hambre. Pero muchísimos más, aunque
con dificultades, sobreviven; claro que, a veces, a un alto costo: muchos deben
trabajar a una corta edad -se calcula en más de 600 millones en todo el globo
la cantidad de menores
trabajadores, muchos de ellos sin percibir salario-. (Ante
cosas así es que cabe cuestionarse cómo es aquello del “trabajo, esencia
probatoria del Ser Humano”. ¿Será cierto?). Inclúyase ahí la prostitución
infantil, que nos obliga a repensar si eso es un trabajo. Pero todavía estamos
hablando de niños que viven bajo un techo; más grave es aún la situación para
los 150 millones que viven en las calles de las grandes urbes.“Los niños
primero” suele escucharse. Muy literalmente se entendió esto en la prefabricada
guerra de Irán e Irak, entre 1980 y 1988, donde los párvulos iban al frente
para detectar las minas enemigas, pisándolas. Pero no: los niños primero no en
ese sentido sino como esperanza de algo mejor. Porque a todas luces lo actual
puede -¡y debe!- ser mejor (un perrito hogareño del Norte
come más carne roja
que un habitante del Tercer Mundo.....; uno de los negocios en mayor expansión
es la pornografía infantil). ¿La Humanidad se volvió loca, o eso somos? Menores
hambrientos, explotados, marginados; niños víctimas cuando deberían ser
privilegiados; niños que mendigan, que no juegan, que no sueñan; chicos que
estorban, que sobran, niños-soldados, niños que tienen ya -apenas iniciada su
vida- trazado un negro destino. Sin dudas debemos mejorar mucho todavía el
cuidado de los menores. Aunque legalmente se supone que todo menor está
protegido por derechos constitucionales en cualquier parte del mundo, siguiendo
convenciones internacionales que así lo estipulan, la cruda realidad enseña que
no son pocos los lugares donde un niño trabaja, no termina su educación académica,
padece enfermedades previsibles o se cría en contextos de extrema violencia. ¿Qué significa “menores en riesgo”? Es este un
concepto amplio, más descriptivo que operativo; suele hablarse también de
“circunstancias especialmente difíciles”. Caen en esta categoría desde niños
que viven en zonas de guerra a los hijos de familias disfuncionales (padres
alcohólicos o tóxico dependientes, por ejemplo), desde menores de barrios
marginales de las grandes ciudades o que se salieron de sus hogares y viven en
las calles a huérfanos por los más diversos motivo. ¿Por qué mueren de hambre
tantos niños? ¿Por qué cantidades tan enormes están
condenadas a criarse en los
límites de la subsistencia?: poca comida, sin agua potable, escasa o ninguna
escuela o atención médica. ¿Por qué un niño puede ser regalado o vendido?
¿Acaso alguien elige trabajar a los 6 años de edad? ¿Alguien elige compartir el
escaso pan con una docena de hermanos, o soportar los castigos de un padre
alcoholizado? No son los niños quienes deciden la guerra. La estructura
económico-social que presenta el mundo beneficia a unos pocos y condena a los
más.
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