EN 25 AÑOS DE DEMOCRACIA FUERON
ASESINADOS Y DESAPARECIDOS
115 DIRIGENTES Y
MILITANTES CAMPESINOS.
ASESINADOS Y DESAPARECIDOS
115 DIRIGENTES Y
MILITANTES CAMPESINOS.
Escribe
RAÚL ZIBECHI (*)
Columnista de “La Jornada”
de Mexico – 22 de agosto 2014.
(*)
RAÚL ZIBECHI- (Uruguay 1952) Periodista, docente, investigador y escritor Analista internacional en Red Voltaire. Logró
en 2003 Premio José Martí por sus crónicas sobre Argentina. En diversos medios
del continente y del exterior, incursiona en una visión panorámica sobre las
luchas sociales en nuestra América.
Escribe la sección internacional de “Brecha” (Uruguay).
Profesor en “Multiversidad Franciscana” de América Latina
Para
llegar a la cárcel de Tacumbú, en Asunción, hay que pasar por una hilera de
casas precarias levantadas por los inundados de los Bañados, que debieron dejar
sus viviendas ante un nuevo desborde del río Paraguay. El ingreso al penal es
rápido, gracias a la solidaridad de personas del Serpaj-Paraguay, BASE-IS, de
la organización de mujeres campesinas Conamuri y de otros colectivos que nunca
dejaron de apoyar a los presos. Todos campesinos. Todos
encerrados bajo la
democracia paraguaya. Rubén Villalba es sobreviviente de la masacre de Curuguaty,
el 15 de junio de 2012, una emboscada en la que perdieron la vida 11 campesinos
y seis policías y desembocó en el golpe parlamentario que destituyó al
presidente Fernando Lugo una semana después. Villalba era dirigente campesino y
aún arrastra las secuelas de la bala que impactó en su cabeza, sufre cefaleas,
perdió la mayor parte de la visión y no tiene atención médica. Basiliano
Cardozo, Gustavo Espínola, Arístides Vera, Simeón Bordón, Roque Rodríguez y
Agustín Acosta llevan más de ocho años presos, imputados inicialmente por
omisión de aviso de hecho punible, que luego el Ministerio
Público modificó por
homicidio, secuestro y asociación criminal, aunque un juez penal rechazó el
pedido de prisión preventiva. Todos ellos pertenecieron a movimientos campesinos
y a la organización Patria Libre, que fue destruida por la criminalización de
gobiernos, justicia y terratenientes. Nos recibieron en el sótano del penal,
donde se torturaba a presos políticos durante la dictadura de Stroessner. Todos
manifestaron que no están arrepentidos, que siguen en la lucha, que se sienten
víctimas de la política del imperialismo y de un Poder Judicial que ha violado
sistemáticamente sus derechos. Los seis campesinos fueron acusados de un
secuestro, pero el
Ministerio Público cambió los hechos punibles sin darles la
oportunidad de de dar su versión para la defensa. El informe más reciente de la
Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy) destaca que en el país
se ha implementado una política de eliminación física de campesinos
organizados. Difundido a principios de agosto, el Informe Chokokue 1989-2013
lleva un subtítulo significativo: “El plan sistemático de ejecuciones en la
lucha por el territorio campesino”. El
67 por ciento de los asesinatos fueron perpetrados por bandas parapoliciales,
31 por ciento por policías y militares y 2 por ciento fueron muertos cuando
estaban bajo custodia de la fuerza pública. Todos los casos terminaron impunes,
en medio de procesos fraudulentos que tuvieron por finalidad evitar que sean
investigados todos los responsables, especialmente los autores morales.
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