CON TRES
GOBIERNOS DEL PT
DISMINUYO LA POBREZA
PERO BRASIL SIGUE SIENDO
DE LOS MÁS DESIGUALES DEL MUNDO
Escribe
RAÚL ZIBECHI (*)
Columnista habitual de
“La Jornada” de Mexico
5 de septiembre
2014
(*)
RAÚL ZIBECHI- (Uruguay 1952) Periodista, docente, investigador y escritor Analista internacional en Red Voltaire. Logró
en 2003 Premio José Martí por sus crónicas sobre Argentina. En diversos medios
del continente y del exterior, incursiona en una visión panorámica sobre las
luchas sociales en nuestra América.
Escribe la sección internacional de “Brecha” (Uruguay).
Profesor en “Multiversidad Franciscana” de América Latina
La
polarización que dominó Brasil durante dos décadas, entre el Partido de la
Social Democracia Brasileña (PSDB) de Fernando Henrique Cardoso y el Partido de
los Trabajadores (PT) de Luiz Inácio Lula da Silva, quedó hecha añicos con las
manifestaciones de junio de 2013. La disputa entre tucanos y petistas dividió
al país entre quienes defendían el modelo neoliberal y las privatizaciones y
los que
proponían cambios de fondo para salir de ese modelo. Como toda
contradicción aguda, fue un principio de orden capaz de alinear a las más
diversas fuerzas políticas y sociales detrás de cada una de las propuestas
representadas por esas siglas y esos dirigentes. Mientras la década de 1990 fue
un periodo de hegemonía del partido de Cardoso, la primera década del nuevo
siglo estuvo dominada por los orientados por Lula. Cada una de ellas hizo
alianzas amplias para asegurar la gobernabilidad y enfrentó demandas de los
diversos grupos de presión. Con las grandes movilizaciones de junio de 2013,
este escenario cambió radicalmente. Era la primera vez que el gobierno del
PT
enfrentaba demandas nacidas de la sociedad, ya que hasta ese momento las
disputas principales habían provenido, en lo fundamental, de diversos sectores
empresariales y profesionales, y sólo secundariamente de los movimientos. Los
millones de personas movilizadas en 353 ciudades exigieron la anulación del
aumento del transporte, demanda que obtuvieron, cosechando un histórico
triunfo. Junio fue mucho más que eso. Fue un grito contra la desigualdad,
focalizada en un primer momento en el transporte, y contra la criminalización
de la protesta y de los movimientos, ya que la protesta se masificó por la
desmedida represión policial. Brasil sigue siendo uno de los países más
desiguales del mundo. Con los tres
gobiernos del PT la pobreza disminuyó
considerablemente, pero la desigualdad apenas se movió, ya que no hubo cambios
estructurales, no se hizo la reforma agraria ni se procedió a la reforma urbana
como demandan los nuevos movimientos. Sin cambios en la estructura de propiedad
y de la renta, los planes sociales no pueden resolver los grandes desafíos que
plantean los sectores populares. La represión sigue siendo otra cuenta
pendiente. Como muestra, ahí está la brutal y sofisticada represión que
sufrieron los manifestantes el día que se jugaba la final del Mundial de
Fútbol, en la plaza Sáenz Peña de Río de Janeiro. Fueron cercados por un
abrumador despliegue policial, sin permitirles salir del cerco durante horas,
hasta que finalizó el partido. La Policía Militar se mueve en las favelas con
total impunidad, utilizando fuego real contra la población. (…ir a la nota completa)
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