sábado, 6 de septiembre de 2014

MOVIMIENTOS Y ELECCIONES EN BRASIL

CON TRES GOBIERNOS DEL PT 
DISMINUYO LA POBREZA 
PERO BRASIL SIGUE SIENDO 
 DE LOS MÁS DESIGUALES DEL MUNDO

Escribe RAÚL ZIBECHI (*) 
Columnista habitual de 
“La Jornada” de Mexico 
5 de septiembre 2014

(*) RAÚL ZIBECHI- (Uruguay 1952) Periodista, docente, investigador y escritor  Analista internacional en Red Voltaire. Logró en 2003 Premio José Martí por sus crónicas sobre Argentina. En diversos medios del continente y del exterior, incursiona en una visión panorámica sobre las luchas sociales en nuestra América. Escribe la sección internacional de “Brecha” (Uruguay). Profesor en “Multiversidad Franciscana” de América Latina


La polarización que dominó Brasil durante dos décadas, entre el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) de Fernando Henrique Cardoso y el Partido de los Trabajadores (PT) de Luiz Inácio Lula da Silva, quedó hecha añicos con las manifestaciones de junio de 2013. La disputa entre tucanos y petistas dividió al país entre quienes defendían el modelo neoliberal y las privatizaciones y los que
proponían cambios de fondo para salir de ese modelo. Como toda contradicción aguda, fue un principio de orden capaz de alinear a las más diversas fuerzas políticas y sociales detrás de cada una de las propuestas representadas por esas siglas y esos dirigentes. Mientras la década de 1990 fue un periodo de hegemonía del partido de Cardoso, la primera década del nuevo siglo estuvo dominada por los orientados por Lula. Cada una de ellas hizo alianzas amplias para asegurar la gobernabilidad y enfrentó demandas de los diversos grupos de presión. Con las grandes movilizaciones de junio de 2013, este escenario cambió radicalmente. Era la primera vez que el gobierno del

PT enfrentaba demandas nacidas de la sociedad, ya que hasta ese momento las disputas principales habían provenido, en lo fundamental, de diversos sectores empresariales y profesionales, y sólo secundariamente de los movimientos. Los millones de personas movilizadas en 353 ciudades exigieron la anulación del aumento del transporte, demanda que obtuvieron, cosechando un histórico triunfo. Junio fue mucho más que eso. Fue un grito contra la desigualdad, focalizada en un primer momento en el transporte, y contra la criminalización de la protesta y de los movimientos, ya que la protesta se masificó por la desmedida represión policial. Brasil sigue siendo uno de los países más desiguales del mundo. Con los tres

gobiernos del PT la pobreza disminuyó considerablemente, pero la desigualdad apenas se movió, ya que no hubo cambios estructurales, no se hizo la reforma agraria ni se procedió a la reforma urbana como demandan los nuevos movimientos. Sin cambios en la estructura de propiedad y de la renta, los planes sociales no pueden resolver los grandes desafíos que plantean los sectores populares. La represión sigue siendo otra cuenta pendiente. Como muestra, ahí está la brutal y sofisticada represión que sufrieron los manifestantes el día que se jugaba la final del Mundial de Fútbol, en la plaza Sáenz Peña de Río de Janeiro. Fueron cercados por un abrumador despliegue policial, sin permitirles salir del cerco durante horas, hasta que finalizó el partido. La Policía Militar se mueve en las favelas con total impunidad, utilizando fuego real contra la población.    (…ir a la nota completa)

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