LA SOCIEDAD DE MERCADO ES TAN NEFASTA,
QUE
DE PROSEGUIR SU LÓGICA DEVASTADORA
LIQUIDARÍA LA VIDA HUMANA EN EL PLANETA
LIQUIDARÍA LA VIDA HUMANA EN EL PLANETA
Escribe
LEONARDO BOFF (*)
Fuente :
Viernes
29 de agosto 2014
(*)LEONARDO BOFF (BRASIL) Teólogo, filósofo y
escritor Uno de los fundadores de la Teología de la Liberación. en 1985, la
Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el Cardenal Ratzinger (ex
Papa) le silenció por un año por su libro “La Iglesia, Carisma y Poder” .
Profesor de, ética y filosofía en Brasil. Conferencista en muchas
universidades, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund, Lovaina,
París, Oslo, Turín. Escribió más de 100 libros, traducidos a muchas lenguas. En
1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right Livelihood
Nuestra generación ha visto caer dos muros aparentemente
indestructibles: el muro de Berlín en 1989 y el muro de Wall Street en 2008.
Con el muro de Berlín se derrumbó el socialismo que existía realmente, marcado
por el estatismo, el autoritarismo y la violación de los derechos humanos. Con
el muro de Wall Street, se deslegitimó el neoliberalismo como ideología
política y el capitalismo como
modo de producción, con su arrogancia, su
acumulación ilimitada (greed ist good = la avaricia es buena), al precio de la
devastación de la naturaleza y de la explotación de las personas. Se
presentaban como dos visiones de futuro y dos formas de habitar el planeta,
incapaces ahora de darnos esperanza y de reorganizar una convivencia planetaria
en la cual puedan caber todos y que asegure las bases naturales que sustentan
la vida en grado avanzado de erosión. En este contexto resurgen, ya sean las
propuestas vencidas en el pasado pero que pueden tener ahora posibilidad de
realización (Boaventura de Souza Santos), tales como la democracia comunitaria
y el “buen vivir” de los andinos, ya sean las del socialismo originario,
pensado como una
forma avanzada de democracia. El capitalismo realmente
existente (la sociedad de mercado) lo descarto de antemano, Hoy
funciona solo para una pequeña minoría: 737 grupos económico-financieros
controlan el 80% de las corporaciones transnacionales y, dentro de ellos, 147
grupos controlan el 40% de la economía mundial (según datos del famoso
Instituto Tecnológico Suizo), o los 85 más ricos que acumulan el equivalente de
lo que ganan 3.057 millones de pobres del mundo (Informe de Oxfam Intermón de
2014). Tal perversidad no puede prometer nada para la humanidad sino
depauperación creciente, hambre crónica, sufrimiento atroz, muerte prematura y,
en el límite, el
armagedón de la especie humana. El socialismo, asumido en Brasil por varios partidos,
particularmente el PSB del lamentado Eduardo Campos, tiene algunas
oportunidades. Sabemos que su nacimiento se encuentra entre activistas
cristianos, críticos de los excesos del capitalismo salvaje, como Saint-Simon,
Proudon y Fourier, que se inspiraron en los valores evangélicos y en lo que se
llamó «La Gran Experiencia» que fueron los 150 años de la república comunista
cristiana de los guaranís (1610-1768). La economía era colectivista, primero
para las necesidades presentes y futuras y el resto para la comercialización.
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