BASTA VER MI NIETO
Y SABER QUÉ SE JUEGA:
ESTE MUNDO EN EL QUE VIVIMOS
NO ES EL MUNDO QUE ELLOS SE MERECEN
Escriben EDDIE BAUTISTA,
LATONYA CRISP-SAURAY
y BILL
MCKIBBEN (*)
Fuente “TomDispatch com.”
Publica “Rebelión”
Tradujo Carlos Riba García-
16 de Septiembre
2014
(*) EDDIE BAUTISTA es director ejecutivo del New York City
Environmental Justice Alliance . LATONYA CRISP-SAURAY es secretaria de
grabaciones de la Transport Workers Union Local 100 . BILL MCKIBBEN es fundador
de 350.org y miembro regular de TomDispatch.
El domingo 21 de septiembre una enorme multitud marchará en
el centro de Manhattan. Por cierto, será la mayor manifestación contra el
cambio climático de la historia de la humanidad, y una de las más grandes
protestas políticas en muchos años en Nueva York. Más de 1.000 grupos –por la
justicia
medioambiental, de tipo confesionales o sindicales– están coordinando
la marcha de modo que no haya necesidad de llamar a un solo policía. La marcha
está diseñada para que sea un fuerte y claro recordatorio para nuestros
gobernantes –que ese día estarán reunidos en Naciones Unidas para discutir
sobre el calentamiento global– y decirles que el movimiento de los ciudadanos
del planeta ha puesto el foco en nuestra supervivencia y en su patética
inacción. Los pocos organizadores de la marcha, podemos transmitir algo de por
qué marcharemos; unas palabras que pensamos que pueden ser compartidas por
muchos de quienes se reunirán en la rotonda de Colón (NY) para dirigirnos al
centro de Manhattan. Marchamos porque el mundo ha dejado atrás el Holoceno: los
científicos nos dicen que ya hemos elevado la temperatura del planeta en
alrededor de 1 ºC y estamos en camino de alcanzar los 4 ó 5 ºC hacia el final
del siglo XXI. Marchamos porque el huracán Sandy inundó el metro de Nueva York
con agua de mar para recordarnos que hasta una de las ciudades más poderosas
del mundo ya es vulnerable al paulatino aumento del nivel del mar. Marchamos porque aunque
sabemos que el cambio
climático nos afecta a todos, también sabemos que ese impacto no es sentido del
mismo modo por todos: aquellos que más han contribuido a esta crisis son lo
menos afectados, en Estados Unidos y en todo el mundo. Las comunidades que
están en la primera línea del calentamiento global ya están pagando un alto
precio, en algunos casos perdiendo su propia tierra, la tierra donde viven.
Para el oso polar, esto no es justo. Pero como los osos polares no se pueden
manifestar, nosotros lo hacemos también por ellos, y por el resto de la
creación, que vive envenenada y al borde de lo que los biólogos llaman “la
sexta extinción de alcance planetario”, algo sin parangón desde que un enorme
asteroide se precipitó sobre la Tierra hace 66 millones de años. Y marchamos por las generaciones futuras, por
nuestros hijos, por nuestros nietos y por los hijos de
Eddie Bautista |
La Tonya Sauray |
nuestros nietos, cuya
vida está siendo sistemáticamente empobrecida y degradada. Es la primera vez
que un siglo está destruyendo las expectativas de vida de los próximos mil
años, y esto nos desquicia tanto que decidimos marchar. No marchamos porque haya alguna garantía de
que eso funcionará. Si fuéramos jugadores, es posible que dijerais que solo
tenemos una modesta esperanza de darles una paliza al poderío financiero de los
barones del petróleo y el gas, y al gobierno a ellos subordinado. Obviamente,
es demasiado tarde para detener el calentamiento global pero no es demasiado
tarde para ralentizarlo, y tampoco es demasiado tarde para simplemente echar
una mirada sobre lo que estamos perdiendo: un mundo de enorme belleza,
complejidad y equilibrio que ha cobijado y alimentado a la humanidad durante
muchos miles de años.
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