DESPOJO Y DEPREDACIÓN EN AMERICA LATINA.
EN GOBIERNOS
FRANCAMENTE NEOLIBERALES,
ASI COMO EN LOS DENOMINADOS “PROGRESISTAS"…
ASI COMO EN LOS DENOMINADOS “PROGRESISTAS"…
Escribe
EMILIANO TERAN MANTOVANI (*)
Fuente “Revista
Pueblos”
11 de Septiembre 2014
(*) EMILIANO TERAN
MANTOVANI- (Venezuela) Sociólogo de la Universidad Central de Venezuela,
investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG) y
hace parte del equipo promotor del Foro Social Mundial Temático Venezuela.
Columnista en importantes medios alternativos de Latino América
Hay claros indicios de que estamos frente al agotamiento de
un ciclo político en América Latina, y en el tránsito hacia otra fase que nos
enfrenta a una serie de amenazas de diferentes grados . Los diversos procesos de lucha social
latinoamericanos suelen estar, en buena medida, atravesados por el carácter
cíclico de nuestras economías, que influye poderosamente en las movilizaciones
sociales. en la
legitimidad del sistema político, en la relación entre el poder
constituido y el poder constituyente, y en la composición política del Estado
ha marcado dinámicas de los últimos años, y marcará las que vendrán en el
futuro. Este avance extractivista se incrusta en nuestros territorios no sólo
por la vía de infraestructuras, sino también mediante varios acuerdos de
mediano y largo plazo con empresas transnacionales, al tiempo que se siguen
explorando y negociando nuevos enclaves de extracción. Si mapeáramos los
diversos proyectos de explotación de la naturaleza en los países
latinoamericanos, podríamos advertir con gran preocupación cómo cada vez más
territorio es comprometido, hipotecado y/o ocupado por la lógica de despojo y
depredación del capital, tanto si hablamos de gobiernos francamente
neoliberales hasta llegar a los denominados “progresistas”.
Ya se ha subrayado en otros momentos las
crecientes consecuencias económicas, ambientales, políticas, geopolíticas,
sociales y culturales de profundizar el carácter extractivista de nuestros
modelos de sociedad. Esto es así por dos razones. La primera es que la intensificación
progresiva del extractivismo y la lógica desarrollista en América Latina están
en profunda relación con la paulatina distensión de los vínculos que los
gobiernos en esta era de perfil “progresista”, han tenido con los movimientos
populares que los llevaron al poder, y le dieron sentido a su proyecto
político; están también en relación con la pérdida de la composición radical
que ha tenido este “bloque político del descontento” y el retroceso de las
prácticas alternativas que han dado vida al impulso transformador de los
proyectos de estos gobiernos; y a su vez con la progresiva desmovilización de
los pueblos y la burocratización de dichos procesos de cambio social. A estas
alturas creemos que es evidente que los Estados de orientación popular y progresista
han podido hacer más de lo que finalmente han hecho, en términos de iniciar
transiciones post-extractivistas; y el hecho de lesionar los vínculos con sus
bases populares organizadas, debido al no reconocimiento de que la fuerza
constitutiva de estos proyectos de cambio profundo está en ella, ha traído
consecuencias, evidentes en la situación de estancamiento político que se vive
actualmente en la región. La segunda razón tiene que ver con las enormes
presiones que ejerce la crisis del sistema capitalista mundial sobre los
Estados, principalmente los periféricos o los del Sur Global, para que tengan
un carácter político y administrativo cada vez más flexible y abierto a los
flujos del mercado, lo que a su vez provoca una gran presión de los Estados
sobre los territorios, en busca de procesos de acumulación por desposesión. De
ahí las preocupaciones de Eduardo Gudynas sobre el anclaje del progresismo con
la globalización.
(…ir a un extenso análisis del tema)
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