LAS ÚNICAS
QUE TUVIERON EL CORAJE
PARA DECIR NO A LOS ASESINATOS
POR PEDIR UN POCO MÁS DE
DIGNIDAD
Escribe
OSVALDO BAYER (*)
Fuente “Pagina 12”
Buenos Aires, Argentina ,
13 de Septiembre
2014
(*) BAYER OSVALDO JORGE (Santa
Fe, Argentina, 18 de febrero de 1927) es un historiador, escritor y periodista.
Estudió Historia en la Universidad de Hamburgo (Alemania). De regreso en la
Argentina, trabajó intensamente en el canal educativo y cultural del Ministerio
de Educación de la Nación. Es conocido por su activismo a favor del movimiento
anarquista.“Un anarquista y pacifista a ultranza como él se autodenomina”.
Sí,
noventa y dos años después del suceso, se representó en el teatro de San
Julián, tal cual ocurrió, el episodio de las putas. Fantasías de la realidad.
El hecho inusitado por el cual pasaron a la historia esas cinco prostitutas.
Cuando con escobas y palos esas pobres mujeres no dejaron entrar al prostíbulo
a los soldados fusiladores de peones rurales protagonistas de las huelgas de
los años
veinte. Esas mujeres fueron los únicos seres que reaccionaron contra
un crimen tan indigno. Las puertas del teatro de San Julián se abrieron para
dar paso a las cinco actrices que encarnaron a las prostitutas que con toda
dignidad rechazaron a los soldados que querían sexo después de dar muerte a
tanto trabajador de la tierra, en aquel 1921. El público espectador de la obra
teatral reaccionó profundamente emocionado. Aplaudieron de pie al grito de
“¡bravo!” cuando las cinco rameras corrieron a los uniformados y les gritaban
“¡Fuera, asesinos!”. Parece mentira que así ese crimen masivo cometido por el
gobierno nacional y el Ejército Argentino quedara al desnudo, en toda su
crudeza, definitivamente. Cuando
rechazaron a los soldados fueron
Fusilamiento de trabajadores rurales |
detenidas por la policía y fueron tratadas de
la peor manera y finalmente expulsadas para siempre. La única que volvió,
muchos años después, cuando ya había cumplido los sesenta años, fue la
prostituta inglesa Maud Foster, y a su regreso fue la madama del prostíbulo La
Catalana, el mismo donde ocurrió el rechazo de los soldados fusiladores. Maud
Foster murió en San Julián y está sepultada allí. Y todo el elenco teatral, más
los técnicos, concurrimos al cementerio a honrar su memoria por el gesto que
tuvo ante tanto trabajador de la tierra fusilado. Cómo cambiaron los tiempos. Pero no fue tan
fácil. Pensar que este episodio –el de las meretrices que echan a los soldados–
iba a ser el final del film La Patagonia rebelde, pero la banda de esbirros de
López Rega, en 1974, no lo permitió y hubo que cambiarlo por la ceremonia en
que los estancieros ingleses le cantan “For he is a jolly good fellow” al
teniente coronel Varela, autor de la matanza de peones y brindan con él con un
whisky. Pasaron muchos años para que ahora, el teatro nacional Cervantes
tuviera el coraje civil de darlo en su escenario y pasearlo por toda la
Argentina. Ojalá que este concepto de no a la censura y sí a la libertad se
mantenga en todo el futuro argentino. (
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