martes, 21 de octubre de 2014

“American Curios”: DESTRUYENDO EL SUEÑO

POR RÁPIDO QUE CREZCA EL PIB DE UN PAÍS, 
SI UNA PARTE  DE SU POBLACIÓN 
ENFRENTA PRECARIEDAD Y CARENCIAS
ES  UN SISTEMA ECONÓMICO FRACASADO.

Escribe
DAVID BROOKS (*) 
Corresponsal en EE UU de 
“La Jornada” de Mexico”  
lunes 20 de octubre 2014

(*) DAVID BROOKS (Toronto, 1961), periodista y escritor canadiense-estadounidense especializado en política. Escribe en el New York Times y en PBS. Corresponsal de “La Jornada” de México en EE UU. Responsable de la página editorial del Wall Street Journal, y del Weekly Standard . Autor entre otros  de:”En el Paraíso Drive: ¿Cómo vivimos ahora”   (2004), “Bobos in Paradise: La nueva clase superior y cómo llegaron allí” (2000) y “El Animal Social” (2011), grandes éxitos editoriales.


El departamento más caro y lujoso del mundo está en Mónaco. Tiene cinco pisos, con resbaladilla hasta la piscina en la parte de abajo, discoteca, sala de cine, gimnasio, varios bares y más, y sólo cuesta 418 millones de dólares; el agente de ventas asegura que esto es para los oligarcas serios, los más ricos de los ricos. Una bolsa de cuero para practicar boxeo diseñada por Karl Lagerfeld para Louis
Joseph Stiglitz
Vuitton se puede llevar por sólo 175 mil dólares (pero incluye guantes de boxeo). Los nuevos edificios que están cambiando el perfil de Nueva York son casi todos de ultralujo. Para entrar a la lista anual de Forbes de los 400 multimillonarios más ricos de Estados Unidos se necesitaba por lo menos una fortuna de 1.55 mil millones, el nivel más alto desde que se empezó a elaborar esta lista, en 1982. Nada de esto se oculta, todo está a la vista. Obviamente, todos los demás han visto sus ingresos caer o mantenerse estancados durante una generación –el ingreso medio de los hogares está por debajo de su nivel de hace 25 años–, con el resultado de que hay más familias que viven en la pobreza, más inseguridad alimentaria –o sea, hambre– y más familias sin vivienda, o cuyos empleos tienen salarios deprimidos, el nivel
de deuda estudiantil más alto de la historia y el fin de la promesa de una oportunidad para todos. Según estadísticas oficiales, el porcentaje de la riqueza captada por el 50 por ciento más pobre de los hogares se redujo de 3 por ciento en 1989 a sólo 1 por ciento, en 2013. La riqueza del hogar medio se desplomó más de 40 por ciento entre 2007 y 2013. La cosa ha llegado a tal extremo que voces sorprendentes han sonado la alarma.  Joseph Stiglitz, el economista premio Nobel, ha dedicado los últimos años a la investigación de esta desigualdad que, afirma, pone en jaque al sistema económico nacional e internacional. Recientemente escribió que a pesar de lo rápido que crezca el PIB de un país, un sistema económico que no logra entregar las ganancias a la mayoría de sus ciudadanos, y donde un porcentaje creciente de

su población enfrenta una creciente inseguridad, es, en un sentido fundamental, un sistema económico fracasado. Todo esto se siente en las calles y campos de este país. Más aún, no se perciben alternativas, salidas o cambios, porque el sistema político es considerado algo que, cada vez más, sólo sirve a los más ricos. Stiglitz, como se reportó anteriormente, lo resumió así: el sistema político estadunidense está desbordado por el dinero. La desigualdad económica se traduce en desigualdad política, y la desigualdad política genera más desigualdad económica. Los multimillonarios esencialmente compran elecciones –nacionales, estatales, locales– con sus donaciones, ahora casi sin límite legal gracias a fallos recientes de la Suprema Corte, que defiende explícitamente estas actividades como libertad de expresión. En 2000, agrupaciones externas gastaron 52 millones en campañas electorales; para 2012 ese monto se elevó a más de mil millones, según el Center for Responsive Politics.   


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