martes, 21 de octubre de 2014

FUKUSHIMA, LA METÁFORA DE NUESTROS TIEMPOS

FUKUSHIMA ES UN HECHO QUE NOS HA SACUDIDO: 
PRIMERO, PUSO EN CUESTIÓN EL PRINCIPIO 
QUE SOSTIENE LA LÓGICA CAPITALISTA
NEOLIBERAL Y DEL DESARROLLISMO:
  
Escribe 
ELIZABETH PEREDO (*)
Fuente “EcoPortal” 
20 de octubre 2014

(*) ELIZABETH PEREDO  .Psicóloga Social, investigadora y activista boliviana. Es directora de la Fundación Solón,  una institución dedicada a la eco-justicia. “Los científicos afirman que la intervención humana en los cambios del planeta ha alcanzado una magnitud mayor a cualquier desastre natural”. Activista dedicada, en la actualidad, al estudio de los efectos del cambio climático sobre los glaciares en Bolivia,y  lo que esto significa para el acceso al agua en vastas areas del país.  


(…) La tragedia de Japón irradiada desde Fukushima ha derivado en la pérdida de miles de vidas humanas, la desaparición de casi una ciudad entera debido al terremoto y tsunami y la central nuclear de Fukushima ocasionando explosiones en el núcleo   con terribles consecuencias. Privando de energía a más de seis millones de personas y el peligro inminente, además, de graves efectos en salud
de la población por la contaminación radiactiva. Los esfuerzos de la empresa TEPCO por mantener su imagen de eficiencia y control de la situación para mantener el negocio de vender y exportar energía nuclear a los países “menos desarrollados”, se fueron derrumbando a través de la tragedia del pueblo japonés sometido a una agobiante desinformación y mensajes de salud pública contradictorios. La peor radiografía estuvo en la dramática situación de sus trabajadores inmolados en la absurda tarea de “controlar” el desborde ofrendando sus vidas. Ha confirmado las innumerables alertas que activistas japoneses y de todo el mundo expresaron con angustia en su lucha contra las centrales y la energía nuclear hace más de treinta años, denunciando a las grandes corporaciones y los

países desarrollados, que promueven la energía nuclear como energía alternativa limpia y sostenible y que han impulsado modelos de exportación y de dependencia de estas fuentes de energía. Greenpeace advierte que la liberación de cesio-137 en Fukushima podría afectar la cadena alimenticia durante trescientos años. Cada vez queda más claro que éstas son falsas soluciones que sólo aumentan el peligro para la humanidad en un planeta que vive un contexto de cambios globales donde la vulnerabilidad se ha centuplicado. Ha puesto en la mesa del debate nuevamente –y con mucho dolor- el tema de la energía en un sentido más amplio y todo aquello que debe hacerse
y no hacerse para asegurar, no solamente el acceso a la energía, sino también la demanda de energía. Es decir, fundamentalmente cambiar los modelos hacia matrices más sostenibles y menos dañinos con la naturaleza y para la humanidad. Esto incluso puede remitir a aquellos postulados que aún muy tímidamente y en un plano más ideológico y retórico se va propugnando desde el Sur como es el “vivir bien” y cuidar a la “Madre Tierra”, que sugiere que los sistemas de producción y consumo deberían regirse por un principio de equilibrio con la naturaleza, reciprocidad y redistribución de los bienes entre los seres humanos de manera democrática sostenible y modesta.    

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