ASI COMO ESTÁ NO SE PUEDE SEGUIR.
EL PRECIO DE NUESTRA
SUPERVIVENCIA
ES UN CAMBIO RADICAL EN LA FORMA
DE HABITAR ESTE PLANETA TIERRA...
Escribe
LEONARDO BOFF (*)
Fuente:
Domingo 19 de octubre 2014
(*)LEONARDO BOFF (BRASIL)
Teólogo, filósofo y escritor Uno de los fundadores de la Teología de la
Liberación. en 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el
Cardenal Ratzinger (ex Papa) le silenció por un año por su libro “La Iglesia,
Carisma y Poder” . Profesor de, ética y filosofía en Brasil. Conferencista en
muchas universidades, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund,
Lovaina, París, Oslo, Turín. Escribió más de 100 libros, traducidos a muchas
lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right Livelihood
Las actuales elecciones han sacado a la luz la cuestión del
desarrollo, tema clásico de la macroeconomía globalizada. Temas de absoluta
gravedad como las amenazas que pesan sobre la vida y sobre nuestra
civilización, que pueden ser destruidas ya sea por la máquina nuclear, química
y biológica, o por el
calentamiento creciente, eventualmente abrupto, que, como
sugieren muchos científicos, destruiría gran parte de la vida que conocemos y
podría poner en peligro la propia especie humana, ni siquiera fueron mencionados,
bien por ignorancia, bien porque los candidatos se habrían dado cuenta de que
tendrían que cambiar todo. Como dice la Carta de la Tierra: «el destino común
nos convoca a un nuevo comienzo». Nadie ha tenido ese tipo de osadía, ni
siquiera Marina que suscitó – ese es su gran mérito– el paradigma de la
sostenibilidad. La propuesta de un ecodesarrollo o de una bioeconomía como nos
la presentan Ladislau Dowbor e Ignacy Sachs, entre otros, nos anima a caminar
en esa dirección. Uno de los primeros en ver la relación intrínseca entre
economía y biología fue el matemático y economista rumano Nicholas Georgescu
Roegen (1906-1994). En contra del pensamiento dominante, este autor, ya en los
años 60 del siglo pasado,
llamaba la atención sobre la insostenibilidad del
crecimiento debido a los límites de los bienes y servicios de la Tierra. Se
empezó a hablar de «decrecimiento económico para la sostenibilidad ambiental y
la equidad social» (www.degrowth.net). Ese decrecimiento, mejor sería llamarlo
“crecimiento”, significa reducir el crecimiento cuantitativo para dar más
importancia al cualitativo en el sentido de preservar los bienes y servicios
que les serán necesarios a las futuras generaciones. La bioeconomía es en
realidad un subsistema del sistema de la naturaleza, siempre limitada, y, por
eso, objeto de permanente cuidado por parte del ser humano. La economía debe
obedecer y seguir los niveles de preservación y regeneración de la naturaleza.
Los análisis
Nicholas Georgescu |
de Dowbor y de Sachs combinan economía, ecología, justicia e
inclusión social. De ahí nace un concepto de sostenibilidad posible, dentro
todavía de las limitaciones impuestas por el modo de producción predominante,
industrialista, consumista, individualista, predador y contaminador. Ambos
están convencidos de que no se alcanzará una sostenibilidad aceptable si no hay
una disminución sensible de las desigualdades sociales, incorporación de la
ciudadanía como participación popular en el juego democrático, respeto a las
diferencias culturales, la introducción de valores éticos de respeto a toda la
vida y sin un cuidado permanente del medio ambiente. Cumplidos estos
requisitos, se crearían las condiciones de un eco desarrollo sostenible.
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