EL TEMOR, SIEMPRE, LO USÓ EL PODER
JUSTIFICANDO POLÍTICAS
DE SEGURIDAD
QUE INCLUYEN GUERRAS
CONTRA ENEMIGOS DIVERSOS...
Escribe
DAVID BROOKS (*)
Fuente “La Jornada” de
Mexico
(Corresponsal en los Estados Unidos)
13 de Octubre 2014
(*) DAVID BROOKS (Toronto, 1961), periodista y escritor
canadiense-estadounidense especializado en política. Escribe en el New York
Times y en PBS. Corresponsal de “La Jornada” de México en EE UU. Responsable de
la página editorial del Wall Street Journal, y del Weekly Standard . Autor
entre otros de:”En el Paraíso Drive:
¿Cómo vivimos ahora” (2004), “Bobos in
Paradise: La nueva clase superior y cómo llegaron allí” (2000) y “El Animal
Social” (2011), grandes éxitos editoriales.
Uno ya no sabe de qué asustarse más. Los políticos y los
medios no se cansan de advertir sobre nuevas y viejas amenazas contra este
país, desde el ébola hasta el Estado Islámico; desde los inmigrantes a quienes
ahora acusan de ser portadores de uno de estos males, hasta los jóvenes negros
que al parecer son
tan peligrosos que la policía los mata nada más por, este, pues, por ser jóvenes negros; desde los rusos que otra vez desafían el orden mundial hasta los que se atreven atentar contra la libertad sagrada del mercado. No por nada el gobierno mantiene una lista negra de aproximadamente un millón de personas a quienes considera sospechosas o amenazas y están bajo vigilancia, según documentos oficiales filtrados y publicados por The Intercept hace unas semanas, además de ese aparato de espionaje masivo de casi todo el planeta revelado por Edward Snowden y periodistas (wikileaks en La Jornada).Todos los días hay que amanecer con el susto ante tanto enemigo y amenaza. El país más poderoso de la historia vive asustado. El temor, desde siempre, se ha usado por el poder para
justificar políticas de seguridad que incluyen guerras contra enemigos externos o domésticos, indígenas, minorías, inmigrantes, sindicatos, filtradores de secretos, algunos periodistas e incluso para suprimir rebeliones y protestas. Es lo que justifica leyes y políticas internas donde aproximadamente uno de cada 35 adultos estadunidenses –7 millones– están en prisión o en libertad condicional y donde, no por casualidad, la mayoría –60 por ciento– de los presos son miembros de minorías (uno de cada tres hombres negros enfrenta la probabilidad de estar encarcelado en algún momento de su vida). Todo en nombre de la seguridad, todo en nombre del miedo. El ébola es el Isis de los agentes biológicos anunciaba el banner en la pantalla de CNN en un segmento sobre la enfermedad la semana pasada. Así, las dos amenazas de la semana se fusionan; ¿la idea era sugerir que hay que bombardear a los países que padecen brotes de ébola? No ayudó la muerte del hombre de Liberia en un hospital en Texas que fue el primer caso tratado en Estados Unidos. Un representante federal republicano, Duncan Hunter, denunció que 10 integrantes del Isis (como también se conoce al Estado Islámico) fueron detenidos después de cruzar la frontera mexicana y provocó un escándalo que obligó a las autoridades federales y a la embajada de México a desmentirlo. Sin pruebas, Hunter insiste en su historia. Otro representante federal, Tom Cotton, de Arkansas, advirtió que “grupos como el “EI” colaboran con cárteles de la droga en México… Ellos podrían infiltrar nuestra frontera indefensa y atacar aquí mismo en lugares como Arkansas”.
tan peligrosos que la policía los mata nada más por, este, pues, por ser jóvenes negros; desde los rusos que otra vez desafían el orden mundial hasta los que se atreven atentar contra la libertad sagrada del mercado. No por nada el gobierno mantiene una lista negra de aproximadamente un millón de personas a quienes considera sospechosas o amenazas y están bajo vigilancia, según documentos oficiales filtrados y publicados por The Intercept hace unas semanas, además de ese aparato de espionaje masivo de casi todo el planeta revelado por Edward Snowden y periodistas (wikileaks en La Jornada).Todos los días hay que amanecer con el susto ante tanto enemigo y amenaza. El país más poderoso de la historia vive asustado. El temor, desde siempre, se ha usado por el poder para
justificar políticas de seguridad que incluyen guerras contra enemigos externos o domésticos, indígenas, minorías, inmigrantes, sindicatos, filtradores de secretos, algunos periodistas e incluso para suprimir rebeliones y protestas. Es lo que justifica leyes y políticas internas donde aproximadamente uno de cada 35 adultos estadunidenses –7 millones– están en prisión o en libertad condicional y donde, no por casualidad, la mayoría –60 por ciento– de los presos son miembros de minorías (uno de cada tres hombres negros enfrenta la probabilidad de estar encarcelado en algún momento de su vida). Todo en nombre de la seguridad, todo en nombre del miedo. El ébola es el Isis de los agentes biológicos anunciaba el banner en la pantalla de CNN en un segmento sobre la enfermedad la semana pasada. Así, las dos amenazas de la semana se fusionan; ¿la idea era sugerir que hay que bombardear a los países que padecen brotes de ébola? No ayudó la muerte del hombre de Liberia en un hospital en Texas que fue el primer caso tratado en Estados Unidos. Un representante federal republicano, Duncan Hunter, denunció que 10 integrantes del Isis (como también se conoce al Estado Islámico) fueron detenidos después de cruzar la frontera mexicana y provocó un escándalo que obligó a las autoridades federales y a la embajada de México a desmentirlo. Sin pruebas, Hunter insiste en su historia. Otro representante federal, Tom Cotton, de Arkansas, advirtió que “grupos como el “EI” colaboran con cárteles de la droga en México… Ellos podrían infiltrar nuestra frontera indefensa y atacar aquí mismo en lugares como Arkansas”.
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