viernes, 17 de octubre de 2014

EBOLA: CAPITALISMO CONTRA LA SALUD MUNDIAL

 NEGLIGENCIA  EN INVESTIGACIONES 
DE ENFERMEDADES DE LOS POBRES, 
TIENE QUE VER CON LOS BENEFICIOS.

Escribe  
XAVIER CAÑO TAMAYO (*) 
Fuente “Eco Portal”   
16 de octubre 2024   

(*) XAVIER CAÑO TAMAYO es periodista y escritor. Forma parte de la Agencia de Información Solidaria (AIS) es un servicio de información gratuito de la ONG. Integra el Centro de Colaboraciones Estrella digital. Periodista, colaborador del Centro de Colaboraciones Solidarias [Red Voltaire] Especialista en temas de America Latina y Tercer Mundo; colabora en diversos medios de la prensa alternativa.


En la vieja Europa se dispara una alarma. Ha llegado el ébola. En Madrid, una enfermera que cuidó a un sacerdote enfermo de esa fiebre   letal ha contraído la enfermedad. El ébola ha saltado de la empobrecida África a la desarrollada Europa. Más allá de los miedos de los países desarrollados, ébola, malaria, sida, cólera, sarampión y el mismo ébola matan en silencio a millones de personas. Especialmente en África. Millones. Las empresas farmacéuticas no tienen interés  en hallar medicamentos y vacunas contra las letales enfermedades que azotan a los países pobres. Lo ratifica el consejero delegado del gigante de los medicamentos, Bayer, Marijn Dekkers: “Bayer desarrolla medicamentos para los
Marijn Dekkers
pacientes occidentales que pueden permitírselo”. Más claro, agua cristalina. Los pobres no pueden pagar las medicinas que les curarían y, por tanto, no hay negocio. La mortandad por enfermedades que castigan sobre todo a países empobrecidos tiene mucho que ver también con los ‘ajustes estructurales’ a los que obliga el Fondo Monetario Internacional si los estados africanos, por ejemplo, quieren obtener créditos del Banco Mundial. Esos ‘ajustes’ son especialmente privatizaciones de lo público y rebajas de gasto social, especialmente en sanidad. Otra actuación capitalista es crear enfermedades que solo existen en la codiciosa voluntad del sector farmacéutico. Las farmacéuticas presentan como enfermedades procesos naturales de la vida
humana como menopausia, timidez, tristeza por hechos o pérdidas dolorosas o pérdida de potencia sexual a partir de cierta edad. ‘Enfermedades’ que han de medicarse, claro, y no con fármacos baratos. Para lograr ese engaño universal, cuentan con la persuasión o soborno de algunos médicos y sobre todo con enormes inversiones en mercadotecnia y publicidad para enredar al público, haciéndole creer que problemas vitales normales son patologías que se curan con píldoras. El psiquiatra estadounidense Allen Frances ha declarado como práctica funesta también la creciente medicalización de la vida en psiquiatría. Por su parte, el Nobel de Química de 2009, Thomas Steitz, ha denunciado que “grandes farmacéuticas han cancelado sus investigaciones de antibióticos porque curan a la gente y esas empresas no quieren curar a la gente sino vender fármacos que haya que tomar toda la vida”. Es otro gran fraude de uno de los sectores más potentes del sistema, el farmacéutico, que muestra claramente su innegable amoralidad. Que el sector farmacéutico es capitalismo puro lo indica que, en la lista de las 500 mayores empresas del mundo, los beneficios de las 10 mayores farmacéuticas superan los de las otras 490 empresas de esa relación.     

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