PARA EL CAPITALISMO INDUSTRIAL,
LAS PATENTES SON UN INSTRUMENTO
QUE
PRESERVA RENTAS MONOPÓLICAS,
ASOCIADAS A CUALQUIER INNOVACIÓN
Escribe
ALEJANDRO NADAL (*)
“La Jornada”
de Mexico -
16 de octubre 2014
(*)ALEJANDRO
NADAL es
Doctor en Economía por la Universidad de París y Profesor de Teoría Económica
del Colegio de México. Miembro del
Consejo Editor de Sin Permiso y columnista permanente en “La Jornada” de
México. Conferencista y Periodista que publica en importantes medios de Europa
y América. Trabaja en un libro sobre macroeconomía. Sustenta que esta no es
crisis económica, sino que es estructural del sistema.
Las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico
(ATP) siguen su curso sigilosamente y con una falta absoluta de transparencia.
En mayo de este año se llevó a cabo la reunión para discutir el borrador del
capítulo sobre propiedad intelectual. Los temas principales se
relacionan con
el régimen de patentes, que está en el corazón de la evolución del capitalismo
industrial. Se basa en una idea sencilla: para que una empresa pueda recuperar
los costos de desarrollar nuevos productos o procesos, es necesario otorgarle
un monopolio en la explotación de sus inventos. Esta narrativa es falsa y
engañosa. Lo único que hacen las patentes es prolongar la duración del plazo en
que una empresa captura rentas monopólicas. Segundo, es engañosa porque el
sistema de patentes no es lo que induce a las empresas a innovar. El motor de
la inversión en el capitalismo es la competencia intercapitalista y cualquier
empresa industrial lo sabe: si una compañía deja de innovar, sus competidores
le quitarán el mercado y acabarán por llevarla a la bancarrota. Para el
capitalismo industrial, el sistema de patentes es un poderoso instrumento para
preservar las rentas monopólicas. El ATP
aplicará, por lo tanto,
un régimen en el que la vida de las patentes será de
veinte años por lo menos a partir del momento de solicitud. Esta larga duración
de las patentes tiene efectos negativos sobre cualquier proyecto de
industrialización y, por lo tanto, constituye uno de los peligros más graves
que entraña el ATP. Al igual que los demás acuerdos comerciales, el ATP está
siendo construido en respuesta a los intereses de las grandes empresas
trasnacionales y no en función de las necesidades de un desarrollo económico
digno de los países involucrados. El capítulo sobre patentes del ATP es una
prueba de todo esto. No sólo consolida un abusivo sistema de patentes
construido como obsequio para las grandes corporaciones trasnacionales. También
introduce mecanismos que afectarán el conocimiento tradicional de pueblos y
comunidades y otros que pueden perjudicar el medio ambiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario