BANCO MUNDIAL:
“SI LA ECONOMÍA DE UN PAÍS ESTÁ REGIDA POR
LAS MAQUILAS,
LA EDUCACIÓN QUE SE DEBE IMPLEMENTAR
DEBE SER FUNCIONAL A LAS MAQUILAS”
Escribe
RENAN VEGA CANTOR (*)
Fuente: “Rebelión”
4 de Octubre 2014
(*) RENAN
VEGA CANTOR- (COLOMBIA) Historiador. Profesor
titular de la Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá, Colombia. Doctor de la
Universidad de París VIII. Escritor que acredita autoría de 22 obras. Recibió
el “Premio Libertador al Pensamiento Crítico”, instituido por el Gobierno de
Venezuela. Es un referente del pensamiento critico latinoamericano. Uno de sus éxitos editoriales es “Los economistas neoliberales:
nuevos criminales de guerra”
En los nuevos esquemas de división internacional del trabajo
a partir de las ventajas comparativas unos cuantos países producen ciencia,
tecnología y conocimiento, mientras que la mayoría genera las materias primas
que en los centros imperialistas se necesitan para perpetuar su modo de
producción y de
consumo, y allí se ensambla y terminan los productos que son
diseñados y controlados por las empresas multinacionales. En esta perspectiva
de desindustrialización, se abandona el modelo que se difundió durante casi
medio siglo (1945-1985) y que pregonaba una educación de masas, tendiente a
reforzar una formación que coadyuvara en esos procesos de industrialización. En
estos momentos se renuncia a ese proyecto y se sostiene que en los países en
que se implantan maquilas y/o se producen materias primas debe impulsarse una
educación que forme en las competencias adecuadas para este tipo de economía y
sociedad. Por ello, en la educación superior se diferencia entre aquella
consagrada a formar fuerza de trabajo calificada para los oficios que necesita
el
capitalismo maquilero y dependiente y aquella que instruye a los cuadros
dirigentes de un país, ligados en forma directa con los intereses
transnacionales. Para el primer sector se plantea una educación especializada
al máximo, en donde se enseñe a leer, escribir y sumar, junto con unos
conocimientos técnicos rudimentarios para desempeñarse en las maquilas, en la
agricultura de exportación, o en el sector minero. En consecuencia, para
amplios segmentos de la población no existen alternativas de educación
universitaria sino tecnológica, e incluso el Banco Mundial ha propuesto
eliminar la universidad en países enteros, como sucedió hace un cuarto de siglo
en Estonia. Se planteó el fin de la universidad porque se suponía que ese país
debía especializarse en ventajas comparativas, cuyas habilidades laborales se
adquirían por fuera de la universidad, en razón de lo cual
ésta era innecesaria
y podía ser suprimida. Puede pensarse que las afirmaciones sobre la abolición de
la universidad en los países periféricos son circunstanciales y excepcionales,
pero el Banco Mundial considera que la universidad debe eliminarse como
perspectiva escolar de la mayor parte de la población de un país, que debe ser
encaminada hacia una educación de otra índole, con predominio de los saberes
requeridos para el capitalismo maquilero. En el norte de México, donde desde
hace varias décadas se estructuró un cordón de maquilas, ligadas al capitalismo
transnacional, también se impulsaron las primeras propuestas de convertir a la
educación en una maquila. En otros términos, si la economía de la zona
fronteriza de México está regida por las maquilas, la educación que se debe
implementar en esa región –lo que luego se ha hecho extensivo a países enteros–
debe ser funcional a las maquilas.
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