EE.UU. “TRABAJA ACTIVAMENTE PARA DILUIR
LA EFECTIVIDAD DE LA
AYUDA MÉDICA DE CUBA”,
ESCRIBIÓ GRANDIN,: “CON SU OBSOLETA
OBSESIÓN
DEL TIEMPO DE LA GUERRA FRÍA”
Escribe
BELÉN FERNÁNDEZ(*)
Fuente “Al Jazeera”
Publica
“Rebelión”
Tradujo Germán Leyens.
23 de octubre 2014.
(*) BELÉN FERNÁNDEZ-
Periodista itinerante de la Agencia Al Jazeera. Es autora de “The Imperial Messenger:” junto con Thomas
Friedman, publicado por Ed. “Verso”. Ella es editor colaborador
de la revista "Jacobino". (Las opiniones expresadas en este artículo son propias
del autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Al Jazeera)
CON SU SISTEMA DE SALUD NACIONAL GRATUITO, CUBA ACUMULA
IMPRESIONANTES LOGROS MÉDICOS. A principios de este mes el Washington Post
informó: “En la reacción médica ante el ébola, Cuba da un golpe muy superior a
su peso”. 155 profesionales de la atención sanitaria ya habían sido
enviados a Sierra
Leone –el mayor equipo enviado hasta ahora por una nación extranjera –y casi
300 doctores y enfermeras están siendo entrenados para ir a Liberia y Guinea. La
reacción de Cuba ante la crisis del ébola corresponde a su tradición de
solidaridad internacionalista a través de sus contribuciones a la salud global.
En 2009, el New York Times mencionó que, durante los últimos 50 años, Cuba ha
“enviado más de 185.000 profesionales de la salud en misiones médicas por lo
menos a 103 países”. Obviamente, esto ha creado muchas oportunidades para
cáusticas comparaciones entre el sistema cubano y el de su vecino imperial del
norte, que prefiere una política exterior basada en la destrucción. Una doctora
cubana residente en Venezuela me dijo una vez, hablando de esa discrepancia:
“También luchamos en zonas de guerra, pero para salvar vidas”. Más allá de
invasiones directas y cosas semejantes, EE.UU. también se especializa en formas
más sutiles de guerra. Después del artículo del Post sobre Cuba, el historiador
Gred Grandin nos recordó una “historia de la que se ha hablado menos” en un
blog para The Nation . EE.UU. “trabaja activamente para diluir la efectividad
de la
ayuda médica al exterior de Cuba”, escribió Grandin, “colocando su
obsoleta obsesión con Cuba del tiempo de la Guerra Fría… por sobre las
necesidades básicas de atención sanitaria de la gente más pobre del mundo”. Mediante
el Programa de Profesionales Cubanos de la Medicina Bajo Palabra, el
Departamento de Estado de EE.UU. incita a personal médico cubano a desertar e
irse a EE.UU. desde países terceros en los que están estudiando o trabajando,
con ayuda de funcionarios consulares locales estadounidenses. Grandin señala
secamente: “Si solo los chicos hambrientos de Honduras víctima del golpe
recibieran una ayuda semejante”. Si consideramos que la conmiseración de EE.UU.
es asignada según motivos políticos, ideológicos y económicos, se hace obvio
por qué los jóvenes hondureños no pueden contar con ella. El golpe de 2009 en
Tegucigalpa, ejecutado con el respaldo de EE.UU., aseguró que el país seguiría
funcionando como una base militar estadounidense de facto y una fuente
lucrativa de beneficios corporativos.
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