LAS
CLASES POPULARES SABEN BIEN
QUE LOS QUE HOY SE OPONEN A
LA PRESIDENTA DILMA ROUSSEFF,
BUSCAN EL PODER POLÍTICO PERDIDO
Escribe
BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS
(*)
Fuente Blog del autor
en “Publico.es” (España)
4 de
octubre 2014
(*) BOAVENTURA
DE SOUSA SANTOS. (Coímbra, Portugal, 1940) Poeta y ensayista portugués. Doctor en Sociología del derecho por la
Universidad de Yale, científico social y uno de los referentes de la sociología jurídica contemporánea.
Profesor catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad de Coimbra
(Portugal). se ha dedicado a
una intensa militancia intelectual Sus ultimos libros son ”Si Dios fuese un
activista de los derechos humanos” (Madrid, Trotta 2014) y, de próxima
aparición y co-escrito con Maria Paula Meneses “Epistemologías del Sur “(Madrid, Akal).
Escribo
esta crónica desde Cuiabá, capital de Mato Grosso y también de lo que en Brasil
se conoce como agronegocio (agricultura industrial de monocultivo: soja,
algodón, maíz, caña de azúcar), la capital del consumo de pesticidas que
envenenan la cadena alimentaria y de la violencia contra líderes indígenas y
campesinos que defienden sus tierras de la invasión y de la deforestación
ilegales. Me reúno con líderes de los movimientos sociales, uno de ellos
(indígena xavante) llegado a la reunión clandestinamente por estar amenazado de
muerte. De este lugar y de esta reunión resulta particularmente claro lo que
está en juego en las próximas elecciones en Brasil. Las clases populares -el
vasto grupo social de pobres, excluidos y discriminados que vio mejorado su
nivel de vida en los últimos doce años con las políticas de redistribución
social iniciadas por el presidente Lula y continuadas por la presidenta Dilma-
están perplejas, pero tienen los pies en el suelo y no me parece que sean
engañadas fácilmente. Saben
que las fuerzas conservadoras que se oponen a la
presidenta Dilma están tratando de recuperar el poder político que perdieron
hace doce años. Conscientes de que la era Lula transformó ideológicamente el
país, no lo podrán hacer por los medios y con los protagonistas habituales.
Para poner fin a esa era es necesario recurrir a alguien que la evoque, Marina
Silva, el desvío contranatura para llegar al poder. Poco a poco las clases
populares van conociendo el programa de Marina Silva e identificando tanto lo
transparente como lo mistificador. Es transparente el regreso al neoliberalismo
que permita los beneficios extraordinarios resultantes de las grandes
privatizaciones (de Petrobras al presal) y de la eliminación de la regulación
macroeconómica y social del Estado. Para eso se propone la plena independencia
del Banco Central y la eliminación de las diplomacias paralelas
(léase: total
alineamiento con las políticas neoliberales de los EEUU y de la UE). Es
mistificador el recurso a conceptos como el de “democracia de alta intensidad”
y el de “democratizar la democracia” -conceptos muy identificados con mi
trabajo, pero usados de un modo totalmente oportunista- como si fuese una nueva
política cuando, en realidad, de lo que se trata es, en el mejor de los casos,
de una continuación de lo que se ha hecho en algunos estados, cuyo ejemplo más
notable es el de Rio Grande do Sul. A esto se añade que lo verdaderamente nuevo
en la candidatura de Marina Silva implica un retroceso no sólo político sino
también ciudadano. Se trata de la certificación de la mayoría política del
evangelismo conservador. El grupo parlamentario evangélico ya es hoy poderoso
en el Congreso y su poder está totalmente alineado no sólo con el poder
económico más depredador (el sector ruralista), al que la teología de la
prosperidad confiere designio divino, sino también con las ideologías más
reaccionarias del creacionismo y de la homofobia.
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