LOS CASOS RECIENTES HAN
PUESTO
A DISCUSIÓN LOS PROTOCOLOS
QUE DEBEN SEGUIRSE EN LOS EQUIPOS
DE
PROTECCIÓN CON LOS ENFERMOS
Escribe
JAVIER FLORES (*)
Fuente
“La
Jornada” de México
14 de octubre 2014
(*) JAVIER FLORES (Madrid, 1976) Licenciado
en Derecho. Periodista, escritor. Es responsable del Servicio de Estudios
y Análisis de”Cronica” y Columnista permanente en “La Jornada” de Mexico y en otros medios. Fundador de la sección de ciencia del diario La Jornada, la que dirige desde su
aparición en 1984
El escenario mundial ante la enfermedad producida por el
virus del ébola (EVE) se ha transformado radicalmente en las semanas recientes.
Para entender de manera correcta el estado actual de esta patología a escala
global, y adoptar medidas racionales y efectivas ante ella, resulta conveniente
tener a la vista los hechos recientes: 1. En las naciones afectadas de África,
crecen día a día el número de casos y muertes por este mal; 2. El virus ya ha
sido exportado, dando lugar al primer diagnóstico en Norteamérica, el cual
produjo la primera muerte por esta patología en Estados Unidos; 3. En Europa,
específicamente en Madrid, España (donde se contabilizan ya dos muertes),
ocurrió el primer contagio directo fuera del continente africano; 4. El segundo
caso de transmisión del virus de persona a persona fuera de la zona donde se
inició el actual brote se confirmó luego en la ciudad de Dallas, localizada a
unos mil kilómetros de la frontera con México; 5. En Latinoamérica, los gobiernos
de naciones como Chile y Brasil ya han realizado pruebas de laboratorio en
casos que han sido considerados sospechosos; 6. Pese a los esfuerzos de la
comunidad científica internacional, no se cuenta aún con vacunas o tratamientos
de eficacia probada
contra el virus; 7. Todos los países del mundo –incluido
México– se han puesto en estado de máxima alerta ante lo que podría (aún
hipotéticamente) convertirse en la segunda pandemia de este siglo. Los hechos
anteriores muestran que estamos en una situación que puede calificarse de muy
seria y grave. Como ante cualquier enfermedad, debe ponerse especial atención
en el origen, la región del planeta en el que surgió el actual episodio de la
EVE. El reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) fechado el 10 de
octubre, que incluye a Guinea, Liberia, Nigeria, Senegal, Sierra Leona, España
y Estados Unidos, muestra que existían 8
mil 333 casos (entre sospechosos,
probables y confirmados) y habían ocurrido 4 mil 33 muertes (datos al 8 de
octubre). Muy probablemente por la intensa labor médica que se ha realizado, la
mortalidad se ubica ahora por debajo de 50 por ciento. .
La tarea en este caso resulta muy clara: hay que detener la propagación de la EVE en el continente africano. Para ello se requiere del trabajo de todas las naciones en tres áreas: recursos económicos, materiales y equipos, y principalmente recursos humanos
Todo esto respetando la dignidad y los derechos de las personas,
especialmente de libre tránsito, mediante los controles sanitarios pertinentes.
La enfermedad ha adquirido una dimensión global. Un
aspecto importante en todos
los países es una adecuada vigilancia epidemiológica que permita detectar
oportunamente los casos considerados sospechosos y realizar la confirmación
rápida en laboratorios de nivel 3 a 4 (los que pueden detectar el virus del
ébola y cuentan con los niveles de seguridad apropiados) y el aislamiento de
los enfermos en hospitales bien equipados y dirigidos por expertos. Hay una
esperanza basada en la investigación científica y tecnológica. Existe una
carrera contra reloj para la producción de al menos dos vacunas que permitirían
enfrentar esta crisis sanitaria. De lograrse, significaría contar con la más
poderosa y deseada herramienta para la prevención del EVE. Actualmente están en
la fase 1 de prueba.
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