LAS MANUFACTURERAS COMO DE SERVICIOS
COMERCIALES, HAN HECHO SU FORTUNA
A BASE DE UNA ENORME EXPLOTACIÓN
DE TRABAJADORES Y EMPLEADOS.
DE TRABAJADORES Y EMPLEADOS.
Escribe
VICENÇ NAVARRO (*)
Fuente BLOG del autor
en “Público.es” de
España
27 de
octubre 2004
(*)
VICENÇ NAVARRO (http://www.vnavarro.org/ ) Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales,
Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, España). También profesor de Políticas
Públicas en The Johns Hopkins University Dirige el Programa en Políticas
Públicas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra y The Johns Hopkins
University.Es uno de los investigadores españoles más citados en la literatura
científica internacional en ciencias sociales
La característica definitoria de los tiempos que vivimos es
la enorme concentración de la riqueza y de las rentas, consecuencia, en gran
parte, de las políticas públicas aplicadas a la mayoría de la población por
gobiernos de sensibilidad neoliberal a los dos lados del Atlántico Norte
(Norteamérica y Europa Occidental) desde los años ochenta. El Presidente Regan
en EEUU y la Sra. Thatcher en el Reino Unido iniciaron estas políticas,
extendidas desde entonces a
la mayoría de países de aquellos continentes. Estas
políticas fueron la respuesta de las clases dominantes a las conquistas
políticas, sociales y laborales conseguidas predominantemente por el mundo del
trabajo. De ahí que un elemento común de aquellas políticas públicas
neoliberales fuera un ataque frontal al bienestar social de las clases
populares de aquellos países, a fin de recuperar los privilegios que habían
visto disminuidos durante el periodo anterior 1945-1980. El objetivo de tales
políticas era favorecer al capital, cuyas rentas eran la fuente de riqueza de
esas clases sociales dominantes. Las políticas de los Estados durante este
periodo 1980-2012 facilitaron, así pues, una enorme concentración de la riqueza
y de las rentas, lo que se presentó, para justificarlo, como resultado de un
sistema meritocrático en el que los que estaban arriba, en la cúspide de la
sociedad, lo estaban como consecuencia de su mayor capacidad,
mérito y
productividad. En esta ideología –reproducida en los mayores medios de difusión
y persuasión-, las desigualdades eran consecuencia de las diferencias naturales
(e incluso biológicas) existentes dentro de la población, ocultándose la gran
importancia que el Estado había tenido en el desarrollo de esa concentración de
la riqueza y de las rentas, concentración que no se debía al mérito de los
individuos que estaban en la cúspide, sino a sus conexiones, en gran parte de
las ocasiones, con el Estado. Un caso claro es el de Bill Gates, una de las personas más ricas del
mundo. Este personaje es considerado como el fundador de Microsoft, establecida
como
consecuencia de su gran creatividad. Conocido por su filantropía, Bill
Gates es un hombre ampliamente conocido, que se presenta como el gran
emprendedor que debe su riqueza a sus capacidades y méritos. El economista Dean
Baker, Director del Center for Economic and Policy Research, en un breve
artículo (“World’s Richest Man Tries to Defend Wealth Inequality”) publicado en el blog de este centro, donde
describe una breve biografía de Bill Gates, muestra, sin embargo, hasta qué
punto el Estado federal de EEUU configuró y ayudó a que estableciera su
riqueza, riqueza que se debió a la enorme monopolización en la producción y
venta de sus productos, con prácticas claramente deshonestas en sus formas de
operar.
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