SERÍA UN VIRAJE NETAMENTE CONSERVADOR,
NEOLIBERAL,
ANTIPOPULAR, ENTREGUISTA,
CON TODAS SUS LETRAS. EL RIESGO SIRVE
CON TODAS SUS LETRAS. EL RIESGO SIRVE
PARA REAFIRMAR
A LOS QUE DUDABAN
Escribe
EMIR SADER (*)
Fuente “La Jornada” de México
Sábado
18 de Octubre 2014
(*) EMIR SADER (BRASIL 1943): Sociólogo y científico. Es
profesor Y Doctor de Ciencia Politica de la Universidad de São Paulo (USP) y de
la Universidad do Estado do Río de
Janeiro (Uerj), miembro de CLACSO
(Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales). Reseña las consecuencias del
modelo neoliberal que dejó a América Latina sumida en la precarización laboral
en su Blog que es “Carta Maior”
La gran disputa electoral en Brasil ha vuelto a poner en el
tapete los intereses de Estados Unidos en América del Sur. Aislado con el
proyecto de la Alianza para el Pacífico, sus intereses han vuelto a aparecer
más claramente con los dos candidatos opositores en Brasil: Marina Silva y
Aécio Neves. Prioridad de acuerdos bilaterales –claramente, en primer
lugar,
con Estados Unidos–, debilitando todos los proyectos de integración regional
–del Mercosur a la Celac, pasando por la Unasur, en primer lugar. Es decir,
cambio de la inserción internacional de Brasil que, al moverse, con el peso que
ha adquirido, significaría el más grande cambio en las relaciones políticas
regionales desde la elección de la serie de gobiernos antineoliberales a lo
largo de la primera década del nuevo siglo. En lo interno, un giro radical
hacia políticas de mercado, con duro ajuste fiscal, que debilitaría el rol del
Estado. Arminio Fraga, el comandante económico de Aécio Neves, dijo cosas muy
significativas, que
estuvieron de moda cuando él participaba en el gobierno de
Cardoso:
que el salario mínimo es muy alto (sic) en Brasil, frenando con ello la retomada del crecimiento de la economía. Que un cierto nivel de desempleo es saludable (sic), claramente para debilitar la capacidad de negociación de los trabajadores. Que los bancos públicos han crecido demasiado, etcétera etcétera.
Todas melodías para los oídos de los economistas, instituciones y gobiernos
ortodoxos, en primer lugar, Estados Unidos. Sería un nuevo gran viraje en la
economía brasileña, similar al que se dio con Cardoso, con la diferencia de que
en aquel momento había realmente un descontrol inflacionario, mientras ahora la
inflación está bajo control, alrededor de 6 por ciento al año. Los trámites de la campaña electoral brasileña
reafirman
cómo el gran empresariado, en bloque, no sólo se opone, sino se juega
por entero en contra del gobierno, subiendo la Bolsa de Valores de Sao Paulo
conforme hay encuestas favorables a Dilma y bajando netamente cuando se da lo
contrario. Como los voceros de la gran midia nacional e internacional, los del
FMI, del gobierno de Estados Unidos, no dejan de expresar confianza y esperanza
en la candidatura que defiende expresamente sus intereses. Todo lo que Estados
Unidos quiere es que Brasil cambie radicalmente de política, de inserción
internacional, de modelo económico, de discurso político, de alianzas en la
región y en el mundo. Todo lo que Estados Unidos quiere es que el candidato de
la oposición haga retornar el modelo del gobierno de Cardoso y la política
subserviente respecto a Washington.
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